MIS ARTÍCULOS PUBLICADOS

Todos mis trabajos para las colecciones de Superman (y relacionadas) de Planeta DeAgostini y ECC Ediciones, que cada mes actualizaré con los nuevos artículos que aparezcan publicados. Puedes usar el buscador del blog para localizar las entradas por el título del cómic en el que se publicó.También encontrarás aquí mis artículos realizados para otras publicaciones impresas como Dolmen, Cinemacomics, Bats... Y, por supuesto, para estar al día de todo sobre Superman, no te olvides de visitar mi página principal: www.supermanjaviolivares.net.

25 de junio de 2009

SUPERMAN: JUICIO FINAL

Textos publicados en el volumen ómnibus Superman: Juicio Final (Junio 2009). Este primer artículo servía de introducción a la historia El día del juicio:

DESPUÉS DE LA TORMENTA


La pelea entre Superman y Juicio Final recorrió buena parte de América y terminó frente al edificio del Daily Planet en Metropolis. Para todo el mundo, aquel sería recordado como el día en que Superman se sacrificó para acabar con la criatura y salvar millones de vidas inocentes. Pero la lucha contra el monstruo fue una guerra en toda regla y, como toda guerra, los daños colaterales fueron terribles. La ciudad quedó prácticamente destruida, pese a que el Hombre de Acero minimizó la magnitud del desastre. Allá por donde Juicio Final había pasado, quedaba un reguero de destrucción y caos. Y lo peor de todo: miles de personas quedaron irremediablemente atrapadas entre el avance destructor de la criatura y los vanos esfuerzos militares y superheroicos por detenerlo. Miles de personas que perdieron sus hogares. Miles de familias rotas. Miles de vidas que se apagaron.
Pero si la llegada de Jucio Final fue un holocausto, lo peor, aunque pareciera imposible, aún estaba por llegar. Haciéndose pasar por Superman reconstruido y vuelto a la vida, el Ciborg, secretamente aliado con el tirano Mongul, pretendió convertir nuestro planeta en una nave espacial poderosamente armada para la conquista de otros mundos. El plan del Ciborg incluía no solo reconvertir la Tierra en ese nuevo Mundoguerra, sino que fuera Superman quien resultase inculpado por ello. La ciudad de Coast City fue elegida como emplazamiento para los motores que convertirían la Tierra en la mencionada máquina de guerra. Y el Ciborg cometió uno de los actos más terribles que jamás se han visto en la historia del Universo DC: arrasó por completo Coast City. Sus cuatro millones de habitantes desaparecieron de la faz de la tierra en un segundo. Vaporizados. Exterminados.
El resto de la historia tiene un aparente final feliz: Superman regresaba de la muerte y derrotaba al Ciborg y a Mongul junto a un pequeño grupo de héroes. Después, el mundo celebraría el regreso de su héroe caído. Se repararían los daños materiales. Los edificios volverían a alzarse. Las calles volverían a llenarse de vida. Hasta que Juicio Final y Coast City se convirtieron en un amargo recuerdo y en una página más de los libros de historia.
La miniserie que estás a punto de leer, escrita y dibujada por Dan Jurgens y Bill Sienkiewicz, plasma perfectamente las consecuencias derivadas de aquel “día del Juicio Final”. Porque Superman murió y regresó, pero otros muchos no lo hicieron. Y esa losa es demasiado pesada para cualquier hombre. Aunque sea un hombre de acero.

Javier Olivares Tolosa

Y este artículo cerraba el tomo:


LA CRIATURA DEL ARMAGEDÓN


Kraang… Kraang… Kraang… ¡Kroom!
Pocos podían sospechar que, con estas onomatopeyas, daba comienzo un acontecimiento que cambiaría para siempre el mundo del cómic. Representaban el sonido de un puño que golpeaba contra una gruesa pared de metal sepultada a gran profundidad bajo tierra. Un cautiverio del que, aparentemente, nadie podría salir. Pero que no constituiría un obstáculo duradero para aquel preso que continuaba abriéndose paso a base de demoledores puñetazos que propinaba incansablemente con su mano izquierda. La derecha la tenía encadenada a la espalda.
Sobre la bóveda que encerraba al silencioso prisionero, tan solo silencio, un bosque en el que el sonido de los animales y el ulular del viento entre los árboles eran lo único audible hasta que el recluso subterráneo comenzó su incesante martilleo. Si alguien hubiera pasado por el lugar en aquellos momentos, probablemente hubiera sentido bajo sus pies la vibración sorda de los golpes, cada vez más poderosos, cada vez más próximos, a medida que su autor penetraba en capas de metal y roca, cavando hacia la libertad. Se dijo después que los sismógrafos registraron la vibración de aquellos impactos.
En poco tiempo, el sol de la mañana bañaba por vez primera con sus cálidos rayos al prisionero de la bóveda, completamente libre. Lo primero que maravillaría de él sería su tamaño, corpulento como una docena de hombres. Después nos fijaríamos en su atuendo, un traje de buzo verde en el que se hallaba embutido su enorme cuerpo y que cubría también su cabeza. Sus ojos quedaban detrás de dos lentes de color rojo, como pequeños prismáticos, que formaban parte de la peculiar vestimenta. Y aún más inquietante si cabe: la criatura estaba completamente envuelta en ataduras metálicas parcialmente rotas que habían mantenido inmóvil su cuerpo y que ahora dejaban libre su brazo izquierdo, con el que había cavado su túnel de salida. La tela de su guante aparecía destrozada por los nudillos a causa de los impactos y eso nos dejaría ver con estupor unas protuberancias afiladas que surgían de sus propios huesos.
Por primera vez en miles de años, el gigante respiraba aire libre. Un confiado pajarillo, sin temer aquello que jamás había visto antes, se posó en la mano abierta que le tendía el recién llegado. Más rápido de lo que el pájaro pudo reaccionar, la mano se cerró en un puño, aplastando a su huésped con pleno conocimiento y regocijo de estar asesinando a un ser vivo. La criatura lanzó una carcajada de satisfacción que retumbó en el bosque como un pistoletazo anunciando su llegada.
Ya era libre.
Ya estaba aquí.
El Jucio Final era inminente.
Lo que acabáis de leer no es más que una narración de las primeras páginas del arco argumental conocido como La muerte de Superman, en las que se nos presenta por primera vez al monstruo que se convertiría en envidia de todos los villanos de DC Comics. Una criatura de origen desconocido –en aquel momento- y furia imparable que lograría, aun sin comprender el alcance de su acto y moviéndose solo por su brutal instinto, lo que muchos habían intentado sin éxito: matar a Superman.
El número 75 de Superman, en cuya portada veíamos la capa del Hombre de Acero hecha jirones y ondeando premonitoriamente de un palo, puso punto y final a una batalla que se desarrolló entre 1992 y 1993 en las colecciones del Hombre de Acero (Superman, Action Comics, The adventures of Superman y Superman the Man of Steel) y el número 69 de Justice League of America. Toda esta saga puede encontrarse en el libro recopilatorio La muerte de Superman de Planeta DeAgostini, en la edición más completa que se ha realizado de esta historia, incluyendo material nunca antes publicado en España.
Todos conocemos los hechos: el monstruo, que fue bautizado involuntariamente por Booster Gold como Juicio Final, diezmó a la Liga de la Justicia y acabó con la vida del Último Hijo de Krypton. Y todo ello sin superpoderes, sin capacidad de volar, sin hechizos mágicos, sin la temida kryptonita. A base de fuerza bruta. La bestia también cayó, pero nadie sabía aún que aquel ser estaba más allá de la muerte y que perder la vida en combate, para él, solo representaba una nueva forma de evolución. Si el dicho reza “lo que no te mata, te hace más fuerte”, con Juicio Final lo que le hace más fuerte es, paradójicamente, aquello que le ha matado antes.
Una de las historias recopiladas en el volumen que ahora tienes entre manos explica precisamente el enigma del origen de Juicio Final. Hasta que se publicó este segundo asalto entre Superman y su asesino, solo sabíamos que la bestia avanzaba en constante línea recta hacia el este, en dirección a Metropolis, sin que nada lo detuviera. Pese a que el telépata alienígena Dubbilex escaneó su mente, no halló en ella ninguna respuesta, solo la más salvaje furia que jamás había visto. Durante El reinado de los superhombres, la historia que continuó a La muerte de Superman, la primera acción del Ciborg en su período como Superman impostor sería encadenar a Juicio Final a un asteroide y lanzarlo al espacio. Allí, en la soledad del vacío, la bestia volvería a la vida sin que nadie se percatara de ello. Así que, durante un tiempo, tan solo supimos del monstruo dos cosas: que había sido lo bastante fuerte como para matar a Superman… y que había resucitado.
Fue precisamente en Superman/Jucio Final: Cazador/Presa, cuando conocimos la historia detrás de esa imparable fuerza de la naturaleza. Aunque no fue precisamente la naturaleza, sino la ciencia, la responsable de su venida al mundo.
De la mano del mismo equipo creativo que concibió y diseñó a la criatura (Dan Jurgens y Brett Bredding), en aquella miniserie se nos revelaría la historia de su origen, fruto de un experimento genético en busca de la perfección evolutiva. Irónicamente, dicho experimento se emplazó en Krypton, el mismo Krypton del que proviene Superman (de ahí la extraña atracción que la criatura sentiría posteriormente hacia la presencia del Hombre de Acero), pero en su llamada Tercera Era, 250.000 atrás, una época en la que las condiciones meteorológicas, atmosféricas y la fauna del planeta lo convertían en uno de los lugares más inhóspitos del universo. El resultado de miles y miles de clonaciones y de varias décadas de trabajo, sería el ser que todos conocemos como Juicio Final y al que su creador llamó El definitivo. Por supuesto, una fuerza semejante no podía ser contenida demasiado tiempo y el monstruo acabó escapando. Después de ser derrotado en el planeta Calatón, como hemos visto, acabaría en la Tierra, donde permanecería encerrado hasta que volvió a liberarse. El resto ya lo conocemos.
Pero tras matar a Superman y después de los acontecimientos de Cazador/Presa, el destino de la criatura del Armagedón guardaba aún muchas sorpresas. En una alianza simbiótica, la privilegiada mente de Brainiac y el indestructible cuerpo de Juicio Final se unirían por un breve tiempo dando lugar a la historia de Las guerras del Jucio Final. No volveríamos a saber nada del monstruo, que permanecería preso en la Luna en un constante ciclo de teletransporte, hasta que el presidente Luthor activó el “protocolo Juicio Final” cuando la Tierra se convirtió en el objetivo del destructor galáctico Imperiex, durante el arco Nuestros mundos en guerra. Sería la primera vez que Superman y su antiguo asesino luchaban en el mismo bando, y aunque ya hemos visto que la aportación de Juicio Final fue útil, Imperiex no tuvo problemas para aniquilarlo.
Pero si algo quedaba claro en Cazador/Presa, era la incomparable capacidad de evolución que había desarrollado El definitivo. Así que, cuando Luthor le devolvió la vida en el Superman #175 (número que, además, conmemoraba la centena desde aquel memorable ejemplar en el que Superman moría), esta criatura regresaba siendo ya poseedora de algo de lo que, hasta entonces, había carecido: inteligencia y conciencia. Esa sería también su perdición, como también habéis podido comprobar, ya que en la saga de Gog, el nuevo e inteligente Juicio Final ayudaba al Hombre de Acero a derrotar a su enemigo… pero acababa perdiendo su recién adquirida mente y regresando a su estado original. Su paradero fue desconocido hasta que volvimos a verlo fugazmente en Crisis Infinita, durante la batalla de Metropolis, en la que nuestro Superman y el Superman de Tierra-2 dieron buena cuenta de él. Será que últimamente los kryptonianos le tienen cogida la medida, porque en la saga Nuevo Krypton, que próximamente podréis ver en las páginas de Superman, Jucio Final regresará para enfrentarse a los supervivientes de Kandor… y el resultado de la contienda será tan rápido como sorprendente.
Por supuesto, un enemigo tan versátil y poderoso como éste no iba a ser desaprovechado por los otros medios de difusión. La bestia fue convertida en un dibujo animado para la serie de la Liga de la Justicia, pero más destacable todavía fue su papel en la película - también de animación - La muerte de Superman, una adaptación libre de la célebre saga de los noventa. Aunque Juicio Final apareció descrito en ella como un soldado perfecto creado por bioingeniería, la película permitió disfrutar de un espectacular combate entre Superman y la criatura.
Incluso la interminable serie televisiva Smallville ha introducido en su más reciente temporada -ya la octava- una particular versión de Juicio Final que ha sorprendido agradablemente a los espectadores. Ha sido presentado como un paramédico de Metropolis llamado Davis Bloome, que sufre extraños desmayos durante los que comete atroces crímenes que luego no recuerda. Bajo su aspecto se oculta una creación kryptoniana llevada a cabo por el General Zod y su esposa, Feora, con la intención de crear un ser capaz de evolucionar hasta convertirse en un monstruo destinado a ser el destructor definitivo de la Tierra. La primera intervención de Davis en Smallville, completamente transformado en Juicio Final, podría catalogarse como demoledora, y aunque su enfrentamiento contra Clark se resolvió a favor del monstruo con un solo golpe, la trama de la serie está dirigiéndose hacia un segundo y definitivo asalto.
Una cosa es segura: después de lo ocurrido en Nuevo Krypton, solo es cuestión de tiempo que volvamos a tener noticias de Juicio Final, puesto que ya estamos acostumbrados a que este monstruo muera y reaparezca según convenga a las historias. No en vano tiene ya ganado su puesto en lo más alto del Olimpo de los supervillanos, ostentando el “honor” de ser el único que ha logrado quitarle la vida a Superman.
Al menos, hasta la fecha.

Javier Olivares Tolosa

Y esta es la contraportada:

CONTRAPORTADA

Cuando, en 1992, la última página del Man of Steel #17 mostró cómo aquel puño de nudillos afilados comenzaba a golpear contra una pared de metal, todavía no teníamos ni la más remota idea de que estábamos contemplando al monstruo que iba a matar a Superman.
Pero… ¿y después? ¿Qué fue de la criatura que acabó con la vida del Hombre de Acero?
Superman-Juicio Final reúne la historia completa de este imparable ser, desde su sorprendente origen hasta su evolución posterior, en un repaso a la trayectoria de un personaje que ya es historia por méritos propios.

15 de junio de 2009

SUPERMAN VOL. 2 NÚM. 24

Publicado en Superman Vol. 2 núm. 24 (Junio 2009)

ANTERIORMENTE EN SUPERMAN

Después de regresar del siglo XXXI y enfrentarse al General Zod y su ejército de criminales kryptonianos, Superman aún no ha tenido un momento de descanso. Batman acudió a él para que le ayudara a investigar la muerte de dos legionarios (Karate Kid y Triplicada) por un extraño virus cuando, casualmente, el Hombre de Acero estaba recibiendo la visita de Relámpago. Entre los tres no lograron desvelar lo ocurrido y Relámpago se llevó a su época los cuerpos de sus amigos, mientras que descubríamos detrás de todo al Amo del Tiempo. Además, recordamos una de las primeras intervenciones de Superman, en la que se enfrentó a Solomon Grundy junto al Green Lantern Alan Scott.

LA LLEGADA DE ATLAS

Estrenando arco argumental, esta colección recibe ahora la demoledora visita de Atlas, un villano que viene para poner a prueba lo que Superman tiene de “súper”. Solo el nombre de dicho antagonista ya exuda fuerza y poder. Y no es para menos, puesto que su apelativo no es tan solo la manera común de llamar actualmente a ciertos mapas mundiales, sino el nombre de una de las figuras más poderosas de la prolífica mitología griega.
En la historia helénica original, Atlas era hijo de Jápeto y de la ninfa Clímene. Entre sus hermanos estaba Prometeo, célebre por ser, según la leyenda, quien robó el fuego a los dioses y lo entregó a los mortales. La más común de las versiones narra que cuando Atlas, líder de los Titanes –de quienes cierto grupo actual de jóvenes superhéroes tomaría su nombre –, fue derrotado en la batalla contra los olímpicos conocida como la Titanomaquia, Zeus lo condenó a una “pesada” penitencia: cargaría para toda la eternidad con el peso de los cielos sobre sus hombros, contrariamente a la creencia general y a las representaciones artísticas que lo muestran sosteniendo la Tierra. Cuenta la leyenda que, pese a la fuerza sin igual del titán, podían escucharse sus lamentos de esfuerzo durante tan ardua condena.
Nuestro Atlas, en cambio, no nació del vientre de una ninfa, pero sí de la mente de quien es considerado casi un dios: Jack Kirby. En abril de 1975, “el Rey” escribía y dibujaba la historia Atlas the great, que se publicó en el 1st Issue Special #1. El origen de este ancestral guerrero no difería mucho al que veremos en estas páginas, ya que lo que el guionista James Robinson ha hecho es rescatarlo del olvido para convertirlo – según declaró en una entrevista – en un personaje trascendental. “Me gusta verlo como a Namor en el Universo Marvel: un héroe que camina sobre la delgada línea entre ser un héroe o un villano, pero se queda del lado del héroe”, afirma James Robinson. “Atlas – continúa – también oscila sobre esa línea que separa al héroe del villano, pero finalmente siempre cae del lado del villano.”
La estética actual del personaje será idéntica al diseño original de Jack Kirby, si bien el realista dibujo de Renato Guedes todavía logrará mejorarla y darle un aspecto más humano, poderoso y bárbaro. Pero, casi más importante que la llegada de Atlas a nuestro tiempo, será descubrir cómo ha llegado aquí, quién está detrás de su ataque contra el Hombre de Acero y qué le aguarda al coloso en el futuro. Como concluía James Robinson en la entrevista citada, “Atlas se convertirá en un personaje muy importante en la mitología de Superman; (alguien) que evolucionará y protagonizará algunos giros realmente sorprendentes.”

Javier Olivares Tolosa

5 de junio de 2009

SUPERMAN ALL STAR

Contraportada publicada para el tomo recopilatorio Superman: All Star (Junio 2009)

Superman se muere. Es cuestión de tiempo que su cuerpo sucumba a una sobrecarga masiva de la misma energía solar que le confiere sus increíbles poderes. Por su parte, Lex Luthor está condenado a pena de muerte por sus crímenes contra la humanidad. Así que el mundo va a perder, casi al unísono, a su mayor protector y a su peor enemigo.
Recopilando los doce números de la edición americana en un solo volumen, Planeta DeAgostini se enorgullece en presentar la obra de Grant Morrison y Frank Quitely que ha cosechado algunos de los premios más importantes del Noveno Arte y ha sido unánimemente aclamada por el público como uno de los mejores cómics de la década. Y es que, haciendo honor a su nombre, todas las estrellas que conforman el firmamento del Hombre de Acero se encuentran aquí.