MIS ARTÍCULOS PUBLICADOS

Todos mis trabajos para las colecciones de Superman (y relacionadas) de Planeta DeAgostini y ECC Ediciones, que cada mes actualizaré con los nuevos artículos que aparezcan publicados. Puedes usar el buscador del blog para localizar las entradas por el título del cómic en el que se publicó.También encontrarás aquí mis artículos realizados para otras publicaciones impresas como Dolmen, Cinemacomics, Bats... Y, por supuesto, para estar al día de todo sobre Superman, no te olvides de visitar mi página principal: www.supermanjaviolivares.net.

16 de septiembre de 2009

SUPERMAN VOL. 2 NÚM. 27

Publicado en Superman Vol. 2 núm. 27 (Septiembre 2009)

ANTERIORMENTE EN SUPERMAN

Superman acudió al lugar al que iba a caer algo que parecía un meteorito. Al interceptarlo, se dio cuenta que en realidad era un robot de Brainiac, un poderoso ser alienígena responsable en el pasado de la abducción de Kandor, la capital de Krypton. Tras vencer al robot y después que Supergirl le explicara de lo que Brainiac es capaz, el Hombre de Acero decidió adentrarse en el espacio para buscarlo y detenerlo. No tardó en encontrar un planeta siendo atacado por sus robots y, aunque luchó con todas sus fuerzas, no pudo evitar que Brainiac miniaturizara su principal ciudad e hiciera estallar el planeta. La explosión dejó a Superman flotando inconsciente en el vacío, a merced del alienígena…

LAS CIUDADES EMBOTELLADAS DE KANDOR

Si esta historia tiene una protagonista, con permiso de Brainiac, sin lugar a dudas es la ciudad de Kandor. Su origen actual puede resultar un tanto confuso para los lectores que, en los últimos años, han visto varias versiones de esta polis embotellada. ¿Cuál es la verdadera? ¿Aquella en la que Supergirl y Power Girl adoptaron las identidades de Nightwing y Flamebird? ¿Quizá la que Superman guarda a buen recaudo en su Fortaleza de la Soledad y que pudimos ver en el tomo El tercer kryptoniano? Por si fuera poco, ahora estamos conociendo una nueva versión que parece combinar un poco de todas las anteriores y añade elementos inéditos, al tiempo que recupera otros más clásicos. Es pues un buen momento para aclarar un poco la actual situación de Kandor en el Universo DC.
Kandor era la capital del planeta Krypton, además de una de sus ciudades más grandes y pobladas. Su hegemonía se desvaneció cuando Braniac la abdujo para integrarla en su colección de ciudades miniaturizadas de las que absorbía conocimiento y poder.
Poco después, Krypton llegó al momento final de su existencia. El planeta explotó y solo un superviviente – bien conocido por todos – salió de él en una nave dirección a la Tierra, evadiendo la catástrofe. Irónicamente, la abducción de Kandor la había preservado de perecer junto al resto de Krypton. Al reducirla y embotellarla, Brainiac salvó la ciudad y a sus habitantes, que continuaban con sus vidas y envejecían a un ritmo mucho más lento de lo normal para los kryptonianos, debido a las condiciones especiales de la botella de contención. Pero Kandor no fue la única urbe kryptoniana que sobrevivió al apocalipsis. La ciudad de Argo logró salvarse de la destrucción gracias a una cúpula diseñada por los científicos Zor-El y Alura. Después, durante años, Argo flotó a la deriva por el espacio, protegida por su cúpula. Finalmente, Brainiac la localizó y, ante la inminente llegada del alienígena, Zor-El y Alura colocaron a su hija Kara en una nave y la enviaron a la Tierra para que su primo Kal-El cuidara de ella. Brainiac se apoderó de Argo y la integró en Kandor, con lo que Zor-El, Alura y casi todos los demás habitantes se salvaron, aunque quedaron presos del coluano.
Pero, si esta es la auténtica Kandor, ¿qué pasa con el resto de versiones anteriores? Algunas se explican como ciudades inspiradas en la original, considerada en todo el universo como un ejemplo. La que Superman conservaba en su refugio del Ártico, por ejemplo, resultó ser solo un portal a una Kandor de otra dimensión. Pero lo cierto es que, tras Crisis infinita, todavía quedan algunas lagunas en la continuidad y el destino final de algunos elementos continúa constituyendo un misterio.

Javier Olivares Tolosa

12 de septiembre de 2009

SUPERMAN: LA BATALLA FINAL

Publicado en el tomo Superman: la batalla final (Septiembre 2009), que también traduje yo.

LA DELGADA LÍNEA DE LA IDENTIDAD SECRETA

Antes de comenzar oficialmente la que fue llamada su batalla interminable, Superman no llevaba su característico traje azul y rojo. Ni siquiera empleaba ese nombre. Solo existía Clark Kent, un joven criado por una agradable pareja de mediana edad en una granja en Smallville, Kansas. Pero el matrimonio Kent pronto empezó a darse cuenta de que aquel niño que había caído de las estrellas no era como todos los demás. En su adolescencia comenzó a desarrollar poderes y habilidades que superaban en mucho a las de cualquier persona corriente. Clark podía correr más rápido, saltar más alto, levantar más peso, resistir mucho más físicamente. Sus sentidos parecían ser más agudos: escuchaba con claridad sonidos inaudibles para cualquiera, oteaba el horizonte sin necesidad de prismáticos y sus ojos podían despedir rayos de calor a voluntad o ver a través de las paredes. Y volaba… volaba como un pájaro sin alas. Era evidente que Clark Kent tenía mucho más aguardándole que las tareas de la granja.
La revisión del personaje que el guionista y dibujante John Byrne realizó en 1986 sentó las bases sobre las que se alza Superman hoy en día, aunque su origen actual incorpora también elementos nuevos o adoptados de otras historias como Superman: Legado. Próximamente, todos los cambios y retoques que se han realizado sobre los cimientos byrneanos del Hombre de Acero, se encajarán en una miniserie que escribirá Geoff Johns y dibujará el favorito del público Gary Frank. Esta miniserie, que llevará por título Superman: secret origins, está llamada a ser considerada como la versión definitiva del Superman de este nuevo milenio, y aclarará conceptos que, hoy en día, tras los cambios que introdujo la Crisis infinita, no están demasiado definidos. Por ejemplo, ¿cómo era la auténtica sociedad kryptoniana? ¿Y Jor-El y Lara, los padres de Kal-El? ¿Clark fue Superboy antes de convertirse en adulto y ser Superman? ¿Cómo llegó a Metropolis y se convirtió en periodista del Daily Planet? Todas estas respuestas conformarán un origen coherente y revisado para Superman y, lo que es más importante, integrado perfectamente en la continuidad actual del Universo DC.
Pero mientras esperamos ansiosos el nuevo origen secreto del Hombre del Mañana, solo tenemos que echar la vista atrás para descubrir un concepto que, a lo largo de la cambiante historia de Superman, ha estado ahí desde el principio. Algo que ha sobrevivido, más o menos inmutable, a todas las revisiones y adaptaciones del personaje, y que se ha respetado ya no solo en el cómic, sino incluso en el cine, la televisión y demás medios de comunicación: la doble identidad.
Desde que Superman surgió de la cabeza de Jerry Siegel y tomó forma sobre el papel a través de los lápices de Joe Shuster, el personaje siempre fue una oferta de dos por uno. Los personajes de las revistas juveniles de los años treinta, que influenciaron a los dos jóvenes de Cleveland a la hora de diseñar a su creación –junto con el protagonista de la novela Gladiator, de Philip Wylie, que sería la inspiración más directa de Superman- carecían de una identidad secreta: Flash Gordon, Buck Rogers, Dick Tracy, Tarzán… Solo El Zorro, anterior a éstos, vivía en el anonimato como el noble rico Diego de la Vega (aunque salta a la vista que el justiciero creado por Johnston McCulley serviría de referente mucho más claro para otro héroe enmascarado que surgiría un año más tarde en Detective Comics #27). Siegel y Shuster decidieron dar un paso más y dotar a su vigilante de los más sorprendentes poderes físicos y de una identidad corriente, casi anodina, bajo la que camuflarse. Así nacía Superman, campeón de los indefensos y los oprimidos, y al mismo tiempo su alter ego, el apocado periodista Clark Kent.
Boys of Steel: The Creators of Superman, libro publicado en 2008 escrito por Marc Tyler Nobleman e ilustrado por Ross MacDonald, explica de manera amena datos muy curiosos sobre cómo los “padres” de Superman diseñaron a su criatura. Entre otras cosas, cuenta que los dos amigos decidieron ponerle a Superman un escudo con una S, la inicial de “súper”… y también de sus apellidos. Además, le dibujaron un par de gafas como las que ellos mismos llevaban, y le hicieron tímido, reservado y con poco éxito entre las mujeres. Tengamos en cuenta que Siegel y Shuster rondaban los veinte años cuando idearon a su Superman, de modo que personificaron en él todo lo que cualquier adolescente desearía ser: fuerte, valiente, poderoso, incluso con ese punto de arrogancia. Clark, en cambio, era un reflejo más veraz de ellos mismos.
Durante años, la personalidad de Clark Kent evolucionó a la par que las historias. De periodista apocado a reportero estrella del Daily Star y después, del Daily Planet; más tarde, reportero televisivo para la WGBS e incluso, durante un breve período, editor jefe de la revista Newsweek. Clark acabó dejando a un lado su aparente timidez para convertirse en un triunfador por su propia cuenta. Si creó su identidad de Superman, fue para poder ayudar a los demás sin perder su derecho a la intimidad, y proteger así a las personas que ama de los enemigos que se labrase en su lucha por la verdad y la justicia. Y es que el mayor temor del Hombre de Acero durante estos años no ha sido luchar contra villanos más poderosos que él, ni hacer frente a cualquier crisis universal. Ni siquiera morir. Su mayor miedo siempre ha sido que alguno de sus adversarios descubriera quién estaba detrás de ese par de gafas. Un descubrimiento que convertiría en objetivos a todos los amigos, familiares y conocidos de Clark Kent, y destruiría por completo el remanso de paz que supone su doble identidad.
Y ese temor está a punto de materializarse a vuelta de página.

Javier Olivares Tolosa

CONTRAPORTADA

Durante años, Superman se ha esforzado por mantener a salvo el secreto de su doble identidad con un único fin: proteger a las personas que ama. Así que, cuando los conocidos, amigos y familiares de Clark Kent empiezan a ser atacados por villanos que obedecen las órdenes de un misterioso cerebro en las sombras, la aterradora realidad se hace evidente. Alguien lo sabe. Alguien ha descubierto que Superman es Clark Kent. Un descubrimiento que no solo derrumbará todo el pequeño universo personal del Hombre de Acero, sino que convertirá a todo el círculo íntimo de Clark Kent en objetivos y obligará a Superman a librar La batalla final.