MIS ARTÍCULOS PUBLICADOS

Todos mis trabajos para las colecciones de Superman (y relacionadas) de Planeta DeAgostini y ECC Ediciones, que cada mes actualizaré con los nuevos artículos que aparezcan publicados. Puedes usar el buscador del blog para localizar las entradas por el título del cómic en el que se publicó.También encontrarás aquí mis artículos realizados para otras publicaciones impresas como Dolmen, Cinemacomics, Bats... Y, por supuesto, para estar al día de todo sobre Superman, no te olvides de visitar mi página principal: www.supermanjaviolivares.net.

3 de agosto de 2011

SUPERMAN VOL. 2 NÚM. 51

Textos publicados en Superman Vol. 2 núm. 51 (Agosto 2011).

ANTERIORMENTE

Después de un largo y convulso período de tensiones, la convivencia entre los humanos y los kryptonianos a los que Superman salvó de las garras de Brainiac, culminó en una guerra tan breve como terrible. 100 minutos de batalla que se saldó con miles de bajas humanas, incalculables destrozos materiales y la desaparición de Nuevo Krypton y sus 100.000 habitantes. Mientras el mundo aún se recomponía de la tragedia, Superman, de nuevo uno de los pocos kryptonianos con vida, comprendió que su mayor reto iba a ser que su mundo adoptivo volviera a confiar en él. A tal fin, decidió emprender un viaje a pie por los EEUU para reconectar con el pueblo americano. Un viaje que da comienzo aquí…

ARTÍCULO

SE HACE CAMINO AL ANDAR

Habiendo dado apenas los primeros pasos de su largo sendero, Superman ya ha dejado de manifiesto cuál es la intención de su viaje: mostrarse como alguien cercano, humano, alguien capaz de pasar ante tu misma puerta y ayudarte a resolver cualquier dificultad. En este número, arrancando desde la ciudad de Philadelphia y llegando hasta Detroit, ya hemos visto a Superman hacer frente a problemas cotidianos –pero no por ello menos graves– como el narcotráfico. También ha tenido tiempo para ayudar a un muchacho a mejorar la opinión que sus amigos tenían de él como jugador de baloncesto, de recomendar a un hombre una pronta visita al médico para controlar su corazón, de evitar el suicido de una chica desesperada, e incluso de ordenar el almacén de un restaurante para costearse la comida. Un puñado de buenas acciones que contrastan con las habituales hazañas a las que el Hombre de Acero nos tiene acostumbrados, y que sin duda van enfocadas a cumplir su cometido de que su tierra adoptiva vuelva a verlo como uno de los suyos y deje atrás la desazón de los todavía recientes eventos de La guerra de los superhombres.
No obstante, en la segunda parte de este número, la correspondiente a Superman #702, nuestro supercaminante ha vuelto a toparse de casualidad con lo extraordinario, al encontrar a esa familia extraterrestre afincada ilegalmente en Detroit. Esta historia no solo proporciona el elemento fantástico y la acción de esta parada, sino que sirve además para que Straczynski realice un alegato sobre la inmigración ilegal enmarcándolo dentro de las andanzas del que, sin lugar a dudas, es el inmigrante ilegal por excelencia. Un controvertido tema sobre el que el guionista no pretende convencer a nadie de lo que está bien o lo que está mal, sino que, fiel a su estilo, plantea la situación y permite que sea el lector quien extraiga sus propias conclusiones. Del mismo modo, y en otro alarde de esa conciencia social que J. Michael Straczynski imprime a sus guiones, esta historia también versa sobre los demoledores efectos de la crisis económica mundial en la industria automovilística americana, de la cual la ciudad de Detroit ha sido siempre estandarte y que vive ahora sus horas más bajas.
El mes que viene, la travesía llevará al héroe hasta Cincinnati, Ohio, muy cerca de donde el personaje fue creado por sus padres Jerry Siegel y Joe Shuster hace más de siete décadas. Además, conoceremos algo más del pasado de Lois Lane en un excelente interludio a la trama central de Grounded. Y si os estáis preguntando dónde anda Lex Luthor –sin duda el más beneficiado de la reciente guerra, tras la que ha recuperado a la par Lexcorp y su libertad– mientras Superman recorre América, en el artículo del próximo número hablaremos también de sus… nuevos proyectos.

Javier Olivares Tolosa

7 de julio de 2011

SUPERMAN VOL. 2 NÚM. 50

Textos escritos para ser publicados en Superman Vol. 2 núm. 50 (Julio 2011). Después el editor de Planeta, David Hernando, ejerció su derecho de desechar mi artículo (sin previo aviso) para incluir uno de su propia cosecha mucho más promocional con la editorial, y ser él mismo quien firmara los textos de este histórico número 50. Es bueno ser rey, ¿eh?

ANTERIORMENTE

Tras la explosión de Nuevo Krypton, Superman logró calmar a Kara e impedir que se cobrara venganza, dirigiéndose luego los dos a la Tierra para intentar detener el conflicto. El equipo de Superboy consiguió entrar en la base secreta del Proyecto 7734 en Monte Rushmore, mientras el General Lane ejecutaba la última fase de su plan: lanzó una bomba fabricada por Lex Luthor a partir de los restos del falso Rao creado por Jax-Ur, haciendo que nuestro Sol se tornase rojo y produciendo así la muerte de miles de kryptonianos. Solo el sacrificio de Thara, convertida en Flamebird, permitió reactivar el Sol a costa de su propia vida, mientras que, en la Tierra, los 7000 kryptonianos supervivientes arrasaban todo el planeta.
Y ahora… ¡el final de La guerra de los superhombres!

ARTÍCULO

EL LARGO CAMINO DE SUPERMAN

Cuentan que Leonardo Da Vinci, al contemplar la más reciente creación de su coetáneo Miguel Ángel, pronunció una frase que pasó a la historia. Pero para entender qué relación hay entre dos de los máximos exponentes del Renacimiento y esta nuestra querida cabecera, Superman, vamos a tratar de recrear aquella escena irrepetible. Cerrad los ojos y retrocedamos en el tiempo…

Estamos en Florencia, 1504. Leonardo Da Vinci y Miguel Ángel, dos de los mejores artistas que el mundo conocería, se encuentran en el taller del segundo. Grandes trabajos anteriores avalan ya a ambos como dos de los más grandes, otorgándoles la conciencia (y la responsabilidad) de que cada pincelada o golpe de cincel que dan sus manos va a permanecer indeleble para la posteridad como parte de su imperecedero legado. En el centro de la estancia una sábana cubre una figura alta, envolviéndola de misterio aun sin poder ocultar, por el modo en que la tela reposa sobre sus formas, que se trata de una escultura humana. Leonardo percibe que el aire del taller aún está cargado de polvo de mármol, señal de que el trabajo no lleva mucho tiempo concluido. Con un rápido y diestro movimiento Miguel Ángel retira el lienzo, descubriendo la pieza: una imponente escultura del rey David de Israel, de proporciones perfectas, tensa postura, mirada penetrante (la terribilitá) y descomunal tamaño. Se produce un largo y respetuoso mutismo mientras Leonardo asimila la maravilla que tiene ante sí. En silencio, le invade una palidez que deja su rostro como ese mismo mármol de Carrara que su rival ha transformado en algo insoportablemente bello, mientras disimula un estremecimiento al tomar conciencia, como artista también, de que esa obra –y, por ende, su creador– está destinada a la inmortalidad. Los segundos sin palabras comienzan a ser demasiados. Un impaciente y complacido Miguel Ángel mira apremiante a su huésped, esperando su opinión, motivo por el cual le ha invitado a tan selecta primicia. Es necesario decir algo. Y lo que Leonardo acierta a pronunciar, es:

- Después de esto, ya solo te espera el declive.

No cabe duda que esta anécdota histórica, aparte de plasmar a la perfección la rivalidad existente entre aquellos dos grandes maestros, no está tampoco exenta de cierta mala fe. Por un lado, seguro que Leonardo quiso referirse a la grandeza de la escultura y a que con ella, con toda certeza, Miguel Ángel había logrado el sueño de todo artista: alumbrar una obra maestra. Pero también se dejan entrever los comprensibles celos de Da Vinci, dándole a entender a Miguel Ángel que, tras su David, ya no le podía quedar nada mejor por hacer. Claro que entonces no podía saber que, tan solo cuatro años después, Miguel Ángel comenzaría a pintar la bóveda de la Capilla Sixtina…

Pero seguro que aún os estaréis preguntando a cuento de qué viene esta lección de historia y qué tiene que ver con Superman, aunque lo cierto es que refleja muy bien en qué punto estamos ahora mismo. Regresemos de la Florencia del siglo XVI de nuevo a nuestro siglo XXI, a estas páginas.

Ha terminado La guerra de los superhombres, que a su vez ha rematado un arco argumental en el que hemos vivido inmersos durante dos años. Dos años de emociones trepidantes en los que hemos visto aparecer y desaparecer personajes e incluso planetas, y cuyo apoteósico final puede habernos dejado con esa agridulce e inquietante sensación de ¿y ahora qué?¿Qué puede suceder a continuación que supere esto? Pues recordad que Leonardo también pensó que, para Miguel Ángel, el David iba a ser su culmen, ignorante de que aún iba a pintar la Capilla Sixtina. En pocas palabras: pese a la magnificencia de aquella escultura, el David no marcó el principio del fin de Miguel Ángel. Lejos de haber tocado techo, el artista florentino todavía realizaría una de las composiciones pictóricas más brillantes que se conocen. Así que vosotros, lectores, quizá os encontráis ahora como Leonardo cuando contempló el David. Tal vez penséis que, después de dos años inmersos en una historia global en la se han involucrado todas las colecciones de Superman y en la que han tenido lugar hechos tan importantes como los que hemos visto en Mundo de Nuevo Krypton y La guerra de los superhombres, el universo de Superman ha tocado techo y poco más puede ofrecer que os vaya a impresionar. Que, después de esto, ya solo le espera el declive. Pero todavía hay un Miguel Ángel dispuesto a hacer grandes cosas con el Hombre de Acero y a demostrar que, en lugar de haber llegado a su pináculo, Superman apenas ha despegado. Además, en el colmo de la ironía, este moderno maestro del Noveno Arte nos va a demostrar que, con él a las riendas, Superman puede llegar aún muy alto… sin ni siquiera alzar el vuelo. Toda una osadía cimentada en devolver al Hombre del Mañana a sus raíces y reconectarlo con su mundo, una titánica tarea que ha dado sus primeros pasos este mes y que asume un creador cuyo nombre suena como un trueno en la industria del cómic: Joseph Michael Straczynski.

Nacido en New Jersey en 1954, la carrera de J. Michael Straczynski comenzó en los años 80 como guionista de la serie de dibujos animados He-Man y los Masters del Universo. Su gran éxito televisivo llegaría con Babylon 5, auténtica serie de culto de ciencia ficción que duró cinco temporadas, derivó en varias películas y cosechó una importante legión de seguidores. Pero aparte de su sólida carrera como guionista televisivo y cinematográfico (Straczynski es también autor del guión de uno de los más recientes éxitos de Clint Eastwood, El intercambio), las incursiones de este escritor en el mundo del cómic se cuentan también por éxitos. Célebres son sus etapas al frente de Spider-Man, Los 4 Fantásticos o Thor, personajes todos de la editorial Marvel. Pero para DC también revitalizó a algunos de los personajes icónicos de la casa durante su formidable paso por las páginas de The Brave and the Bold, etapa que Planeta DeAgostini publicó íntegra en el recopilatorio The Brave and the Bold de J. Michael Straczynski y en la que el guionista demostró, una vez más, su capacidad para contemporaneizar lo clásico dotándolo de su toque personal y de cierta conciencia sociopolítica.

Pero tras una vida de éxitos televisivos y de guionizar a algunos de los héroes de cómic más importantes, Straczynski se enfrenta ahora a su mayor desafío y, al mismo tiempo, a la realización de un sueño: escribir a Superman durante todo un año. Y se embarca en esta tarea en un momento en el que el Hombre de Acero se encuentra totalmente desconectado del mundo adoptivo que lo acogió y que él juró proteger. Como fan del personaje desde siempre –confiesa poseer la mayor colección de artículos de Superman de la Costa Oeste–, Straczynski ha prometido devolver al Hombre del Mañana a sus orígenes: Para mí, Superman fue, es y será por siempre el héroe de América. Pero si retrocedemos a los primeros diez años de andadura de Superman en DC Comics –dice–, veremos que no se iba por ahí, alrededor de la galaxia en grandes misiones cósmicas. En aquellos primeros años era el defensor del hombre de a pie en un tiempo –justo tras la Depresión– en el que cada cual tenía que arreglárselas solo. […] Era el aliado de todo el mundo, el que luchaba por aquellos que no podían luchar solos. No era un tipo grande y poderoso plantado en lo alto de una montaña; era uno de ellos, criado en el corazón del país y luchando por el hombre corriente.

Para Straczynski, la desconexión de Superman con la gente fue progresiva y, en gran parte, por culpa de sus enormes poderes: Los villanos tenían que ser más grandes y más fuertes.[…] Conozco a muchos guionistas que dicen que no puedes escribir buenas historias de Superman porque puede vencer a cualquier cosa que no sea tan fuerte como él. Pero hay otros enemigos igual de poderosos y mucho más cerca de casa. No puedes golpear la desesperanza, o las drogas, o la pobreza, o la iniquidad… Superman representa la esperanza y la idea de que podemos conseguir cualquier cosa si la intentamos con ahínco. Y creo que ese es un mensaje que necesitamos mucho en estos tiempos.

Pero tras los eventos recientes en los que Superman ha quedado como si hubiera abandonado a su mundo adoptivo y es considerado más alienígena que nunca, ¿cómo pretende Straczynski cambiar la visión que se tiene de él y volver a conectarlo con su gente? Bueno –afirma–, creo que tengo una solución. Superman puede volar alrededor del planeta en cuestión de segundos, pero en realidad no puede ver mucho de él. Está por encima de él. Así que… vamos a clavarlo al suelo. Ahí es donde da comienzo Grounded, título que define de forma perfecta ese castigo que se autoimpone Superman de recorrer a pie todo Estados Unidos para reencontrarse con la gente que ha dejado de confiar en él. Un periplo durante el cual visitará algunas de las principales ciudades de América (recreadas con absoluta fidelidad, plasmando vecindarios y lugares reales) para poder observar con mucha más atención todas esas cosas que no se perciben cuando se va más rápido que una bala. Pero este reencuentro de Superman con el ciudadano de a pie no significa que vayan a dejarse de lado los momentos de acción trepidante: En el camino, Superman se encontrará con amenazas y peligros que están lejos de ser corrientes. Uno nunca sabe quién, o qué, se ha afincado en los rincones oscuros o en las fábricas abandonadas, en las casas o ciudades deshabitadas que parecen no estar en los mapas.

Además de esto, Straczynski también ha tenido tiempo de ocuparse de la que ya es, para muchos, la mejor historia alternativa del Hombre de Acero, Superman: Tierra Uno, tan exitosa que la realización de su demandadísima secuela le obligará dentro de unos meses a delegar parte de su función como guionista principal de la serie regular. Aunque no adelantemos acontecimientos. Este mes Superman se viste de gala para celebrar su número 50, algo que, si ya de por sí es motivo de regocijo, aún lo es más cuando viene acompañado del inicio de la que va a ser una de las etapas de Superman que más va a dar que hablar. Y qué mejor que concluir con la invitación de Straczynski a que volemos con él mientras caminamos junto a Superman: Durante doce números, Superman caminará entre nosotros, compartiendo nuestras alegrías, nuestros fracasos, nuestras protestas y nuestras esperanzas tal y como las vemos desde el suelo, no desde lo distante del cielo. Al final de Grounded esperamos haber ayudado a dibujar una renovada alianza entre Superman y aquellos a los que ha jurado proteger. Y si quieres recorrer el camino con nosotros, la compañía será más que bienvenida.

Javier Olivares Tolosa

5 de junio de 2011

SUPERMAN VOL. 2 NÚM. 49

Textos publicados en Superman Vol. 2 núm. 49 (Junio 2011).

ANTERIORMENTE

El General Zod declaró la guerra a la Tierra y envió su ejército al ataque. En un intento de detener la invasión, Superman se enfrentó al general, descubriendo que su aparente cordialidad con él solo había sido una pantomima, y que el propósito de Zod desde el principio había sido el de entrar en guerra con la Tierra, utilizar a Superman para entrenar a las tropas y obtener su ansiada venganza contra la Casa de El. Mientras la armada kryptoniana se aproximaba inexorablemente a la Tierra, en Nuevo Krypton Supergirl descubrió que su madre tenía preso y bajo tortura a Reactrón –el asesino de Zor-El–, justo en el instante en el que éste se convirtió en una bomba humana que hizo estallar todo Nuevo Krypton como parte del plan maestro del General Lane.

ARTÍCULO

ÚLTIMO ASALTO

La Tierra y Nuevo Krypton, como dos púgiles jadeantes y extenuados, lanzan sus mejores golpes uno contra el otro. Las fuerzas flaquean. La estrategia prácticamente ha desaparecido. Solo queda resistir el envite y estar presto para ver el fallo del rival y asestar el puñetazo ganador. Porque al final, como en todo combate, solo puede quedar uno.
A estas alturas de la batalla, los protagonistas comienzan a mostrar sus verdaderas intenciones, y los propósitos que habían permanecido ocultos empiezan a revelarse. La mayor y más dramática sorpresa ha sido la de Reactrón convertido en el kamikaze del General Lane, respondiendo de tan contundente forma a la pregunta que flotaba en el aire sobre qué ocurriría con la ciudad de Kandor, con Nuevo Krypton y con sus 100.000 superseres. ¿Volvería Kandor a ser miniaturizada permanentemente? ¿Sería al fin posible la paz y la coexistencia entre la comunidad kryptoniana y la sociedad humana? Al final, la solución ha sido mucho más terrible, saldándose con la completa destrucción del recién renacido planeta, en una suerte de serendipia que parece querer recordarle a Krypton que, pese a la segunda oportunidad que ha vivido, su destino es verse inevitablemente abocado a la desaparición traumática.
Aunque quizá quede la duda de cómo es posible que una explosión, por potente que sea, haya podido destruir el planeta entero y acabar con la vida de miles de seres virtualmente indestructibles. La explicación más plausible y menos deus ex machina obliga a leer entre líneas y entender que, dentro de la milimétrica estrategia tejida por Lane, Lex Luthor, durante su libre recorrido por Nuevo Krypton, habría colocado más artefactos explosivos para crear una reacción en cadena. Y el propio Reactrón habría sido determinante en el efecto mortal de la detonación, gracias a la kryptonita dorada que lo abastece y cuya radiación, dispersada en el momento del estallido, habría convertido a los kryptonianos durante unos escasos –pero suficientes– segundos en simples mortales.
Pero el papel de Reactrón en la historia no ha sido lo único que ha quedado al descubierto. El General Zod ha vuelto a enseñar su faceta más vengativa, revelando que una eternidad en la Zona Fantasma no ha bastado para acabar con su odio contra la Casa de El. Por otro lado, Thara Ak-Var ha realizado un épico sacrificio que recuerda a la genial All Star Superman y que zanja la historia de Nightwing y Flamebird que pudimos seguir desde su inicio en los volúmenes Mundo sin Superman y Mundo contra Superman.
Ahora solo falta un mes para la conclusión de esta memorable etapa, tras la cual comenzará su trabajo un nuevo equipo creativo de auténtico lujo. ¿Su tarea? Volver a conectar a Superman con un mundo que, al final de esta saga y por razones obvias, habrá perdido la fe en su mayor campeón. Pero recordad el dicho: caminando se llega a todas partes…

Javier Olivares Tolosa

5 de abril de 2011

SUPERMAN VOL. 2 NÚM. 47

Textos publicados en Superman Vol. 2 núm. 47 (Abril 2011).

ANTERIORMENTE

Pese a la resistencia de Nuevo Krypton, Brainiac logró su propósito de volver a miniaturizar y abducir Kandor. En el interior de la nave-calavera, Brainiac 5 y Supergirl continuaban buscando el núcleo para destruirlo y eliminar las impenetrables defensas de la nave, al tiempo que un pequeño grupo de legionarios, junto a Superboy, intentaban liberar las ciudades embotelladas para garantizar la existencia futura de la Legión. Pero sus planes se vieron frustrados por Lex Luthor, que envió a Superboy al interior de Kandor. Finalmente, Brainy y Kara lograron su cometido y Superman pudo subir a bordo, al tiempo que Zod y sus soldados, usando tecnología inversa de Brainiac, escaparon de Kandor dispuestos a contraatacar…

ARTÍCULO PÁG. 53

LARGA VIDA A MON-EL. LARGA VIDA A LA LEGIÓN.

¿Qué es lo que define a un héroe? ¿Los superpoderes? ¿Un trauma, quizás? ¿Nacen o se hacen?
Difícil pregunta a la que podríamos agregar otro misterio aún mayor. Porque da la impresión de que el universo, en un equilibrio que no alcanzamos a comprender, viene creando desde el alba de los tiempos, mediante aparentes casualidades, las fuerzas de luz que necesitan los tiempos de oscuridad. Seres cuya llegada a un lugar y un tiempo concretos parece azarosa, pero para quienes el destino acaba revelando propósitos mucho mayores.
En un tiempo en el que Superman aún no existía, en el que solo era Clark Kent –un muchacho que trataba de encajar su origen kryptoniano y decidir qué hacer con sus fantásticos poderes–, una de esas fuerzas de luz llegó a nuestro planeta huyendo del suyo, Daxam, un mundo convulso cuya historia –aunque él no lo sabía– estaba directamente relacionada con la de Krypton. El recién llegado tenía el nombre de Lar Gand, pero no podía recordarlo. La casualidad quiso que solo hablara el idioma que venía escuchando durante todo su viaje: el kryptoniano. Así, al encontrarse, los dos muchachos pensaron que eran hijos de un mismo mundo hasta que la enfermedad mortal que contrajo Lar Gand (para quien el plomo del aire de la Tierra era tan mortal como para Clark la kryptonita) reveló la dura verdad y les obligó a separarse. Clark se quedó en Smallville, y Mon-El – nombre que adoptó el daxamita en hermandad con el nombre natal de Clark– tuvo que refugiarse en la Zona Fantasma, una dimensión-presidio en la que la intoxicación no lo mataría, pero donde viviría aislado y rodeado de los peores criminales de Krypton.
Hace un año, otra aparente casualidad –una botella de antídoto oportunamente aparecida de la nada y con una etiqueta con el símbolo de la Legión de Superhéroes– permitió que, en el momento más apropiado, Mon-El sanara de su envenenamiento y pudiera instalarse en Metropolis, donde protagonizó las aventuras que pudimos seguir en Mundo sin Superman y Mundo contra Superman. No obstante, su curación fue revirtiéndose, y Mon-El ha luchado prácticamente contrarreloj para poder ayudar a sus amigos en esta dificilísima misión, antes de que los efectos del antídoto desaparezcan provocando su irremisible muerte.
Pero en la siguiente historia, que sirve de epílogo a La última batalla de Nuevo Krypton y, a la vez, de prólogo al primer tomo de la nueva etapa de la Legión de Superhéroes de Paul Levitz (que Planeta DeAgostini publicará en breve), comprobaremos que nada en la historia de Mon-El ha sido aleatorio ni casual, y que sin duda nació con un heroico destino que cumplir. Todavía le queda, eso sí, un último gran sacrificio que supondrá el final de su breve paso por el siglo XXI… y el inicio de su leyenda.

Javier Olivares Tolosa

ARTÍCULO

EL REGRESO DEL SEGUNDO JINETE

Este mes, el final de La última batalla de Nuevo Krypton da paso al apoteósico último acto de esta epopeya: La guerra de los superhombres, una lucha entre la Tierra y Nuevo Krypton de la que, como en toda guerra, solo podrá salir un vencedor. Durante tres números que os dejarán sin aliento, se desarrollará una contienda tan rápida como feroz, que implicará a todos los personajes que han estado envueltos en este apasionante arco argumental que llevamos dos años siguiendo, para así finiquitar –y de qué modo– esta historia que arrancó en el ya tan distante número 26 de Superman.
Sin que esto reste ni un ápice de importancia a los acontecimientos que ahora comienzan, es cierto que esta no es la primera vez que vemos el Universo DC sacudido por la guerra. Al margen de las numerosas crisis y de las destructivas batallas que los superhéroes libran constantemente contra poderosas amenazas, podríamos citar algunos ejemplos de la eterna influencia del belicoso dios griego Ares en la historia de este universo de ficción.
Si nos remontamos a la primera década del 2000, durante el breve mandato presidencial de Lex Luthor, la Tierra entró en batalla contra un alienígena conquistador llamado Imperiex, en la saga que se conoció como Nuestros mundos en guerra (recopilada en Universo DC: Superman 1-6). En aquella ocasión, el general Sam Lane ya defendió la Tierra contra la amenaza espacial, dando aparentemente la vida por su planeta. Aunque sobra decir que Lane está bien vivo y que, a la vista de los hechos, aquella experiencia solo acrecentó su odio por todo lo extraterrestre.
También los Green Lanterns libraron su propio conflicto, conocido como La guerra de los Sinestro Corps. Los Corps, con Hal Jordan a la cabeza, combatieron contra el poderoso ejército del villano Sinestro en una historia épica que el propio Geoff Johns, principal ideólogo de la saga, definió como “la Segunda Guerra Mundial a escala universal”. Poco más tarde, los planetas Rann y Thanagar también se enfrentaron entre sí durante el avance de la Crisis infinita, como se vio en el especial La guerra Rann-Thanagar. Y más recientemente, durante los acontecimientos que condujeron a la Crisis final, un furioso y vengativo Black Adam lanzó un ataque contra todo el mundo que duró una semana, y que ha quedado con el nombre de La tercera guerra mundial.
De todos modos, aunque el Segundo Jinete del Apocalipsis ya haya cabalgado más de una vez por el Universo DC en su caballo rojo, nunca se está preparado para recibirlo. Pero ya ha regresado, dispuesto a cumplir su espeluznante e ineludible cometido. Y cuando se marche galopando, portando en alto su espada teñida de sangre… ¿qué habrá dejado atrás?
La respuesta, como siempre, la encontrarás en estas páginas.

Javier Olivares Tolosa

10 de marzo de 2011

SUPERMAN VOL. 2 NÚM. 46

Textos publicados en Superman Vol. 2 núm. 46 (Marzo 2011).

ANTERIORMENTE

En medio de la lucha entre Brainiac y un desorganizado Nuevo Krypton, Brainiac 5, procedente del siglo XXXI, reveló que en esa batalla había mucho más en juego aparte de la supervivencia del planeta. Junto a Superman, Mon-El, Superboy, Supergirl y el pequeño grupo de legionarios que están en escena, su misión es la de salvar las ciudades embotelladas que Brainiac tiene presas, pues entre ellas se encuentran algunos de los mundos natales de miembros clave de la Legión de Superhéroes, cuya existencia en el futuro –y, por tanto, la existencia misma de la Legión– no sería posible si sus mundos no son liberados. Pero la situación todavía empeoró más cuando Brainiac volvió a miniaturizar Kandor, algo que al General Zod no pareció contrariarle, sino satisfacerle como si lo tuviera previsto.

ARTÍCULO

MATE EN DOS

El número de este mes puede transmitir la equívoca sensación de continuar dando vueltas al mismo conflicto –la resistencia de Nuevo Krypton ante el inesperado ataque de Brainiac y Luthor– sin avanzar realmente en él o sin dirigirlo hacia ningún sitio. Nada más lejos de la realidad. Aunque, indudablemente, la trama se encuentra en un momento de transición hacia algo mucho más apocalíptico, no hay que perder detalle de nada de lo que haya sucedido hasta la fecha. Ni, por supuesto, de nada de lo que vaya a suceder, porque llegados a este punto todo se torna enormemente decisivo.
Los lectores habituales de Superman recordaréis que, en muchos de estos artículos con los que venimos complementando la serie mensual desde el inicio de la historia de Nuevo Krypton, hemos establecido paralelismos entre el desarrollo de los acontecimientos y el de una partida de ajedrez. Imaginemos ahora a esos dos jugadores sentados en silencio frente a frente, con sus rostros contraídos por la tensión, las mandíbulas apretadas y el sudor perlándoles la frente. No existe para ellos nada más que ese momento, esa partida. Ambos tienen sus ojos clavados en el tablero casi vacío –la mayoría de las piezas ya han caído en el combate o bien están seriamente comprometidas– que media entre ellos como un océano blanco y negro. Sus mentes trabajan a velocidades difíciles de comprender, absortos y concentrados los dos en su juego y en el de su adversario, tratando de discernir, casi de profetizar, cuál será el próximo movimiento de su rival y cuál podría ser el suyo para anticiparlo o contrarrestarlo. El tictac del reloj golpeándoles los oídos con su incesante martilleo de premura. El tiempo corre, y un paso en falso, un solo movimiento erróneo, comprometería toda la campaña y tendría como resultado el mismo que toda guerra: un vencedor… y un vencido. Y de su pericia, su sangre fría y su estrategia depende quién ocupará cada puesto.
Pues esta imagen que ahora hemos intentado describir, no dista mucho del momento en el que, este mes, se encuentra nuestra cabecera. Estamos a tan solo un número de que, igual que Máximo (el general interpretado por Russell Crowe en Gladiator, que también nos ha servido de referente en otras ocasiones), otro general dé la fatídica señal para desencadenar ira y fuego. Y ahora todo movimiento en esta metafórica partida de ajedrez, por pequeño que sea, puede desequilibrar no solo la balanza de la victoria hacia un lado u otro, sino cambiar el destino y reescribir la historia del universo.
Pero el inevitable enfrentamiento que estallará en el número 48 de Superman no es lo único que nos queda por descubrir. Este mes se han dejado bien atados algunos cabos sueltos, como la incursión de la infiltrada Car-Vex dentro de las filas del Proyecto 7734, en el que había logrado permanecer de incógnito bajo su identidad de la oficial Romundi… o eso había creído ella. La resolución de su trama deja bien claras dos cosas: una, que el General Lane no descuida ni el más mínimo detalle y que es un hombre muy difícil de burlar; y dos, que a su astucia como estratega solo le hace sombra su odio contra los kryptonianos. Y retomando el valioso ejemplo del ajedrez, Lane, taimado rey de uno de los bandos de esta disputa, ya tiene todas sus piezas exactamente en el lugar que deseaba. El mejor ejemplo de esto es Lex Luthor, quien en la imaginaria partida sería sin duda la reina del bando de Lane (única pieza capaz de moverse a su antojo por todo el tablero y de penetrar súbitamente en las filas enemigas), y que ha asestado en estas páginas un golpe que bien podríamos considerar como todo un jaque mate en dos jugadas, lo que en ajedrez significa que el rey enemigo está virtualmente derrotado en tan solo dos movimientos. Pero el por qué y el cómo de todo esto aún tardaremos un par de meses en descubrirlo, igual que las verdaderas intenciones de Luthor al aliarse con Brainiac, uno de los grandes interrogantes que está planteando esta saga. Aunque la respuesta no es difícil si aplicamos el razonamiento empírico de Batman a la hora de resolver un crimen, consistente en preguntarse siempre ¿quién se beneficia? Y en este caso, conociendo a Lex Luthor, la solución es bien sencilla: de las acciones de Lex Luthor, solo se beneficia… el propio Lex Luthor.
Pero, sobre todo, nos resta conocer la verdadera magnitud de la estrategia del General Lane para lograr el que ha sido su objetivo desde el principio: provocar la guerra entre la Tierra y Nuevo Krypton. El mes que viene, el final de La última batalla de Nuevo Krypton será uno de esos números en los que no podrás parpadear. El enfrentamiento entre los kryptonianos y Brainiac llegará a su conclusión, cargado de acción frenética, increíbles sorpresas y un nuevo cliffhanger que dará pie a lo inevitable. El imaginario tablero de ajedrez al que llevamos meses atentos, saltará por los aires de un manotazo para dar paso a una nueva y definitiva partida de la que saldrá el único ganador. Se disputará la última contienda entre los bandos de los generales Lane y Zod, cada uno con lo mejor de su artillería y sirviéndose de los ases que aún les quedaban ocultos en las mangas. Una contienda feroz que durará tan solo 100 minutos. Pero 100 minutos bastan para sellar el destino de dos mundos.

Javier Olivares Tolosa

1 de febrero de 2011

SUPERMAN VOL. 2 NÚM. 45

Textos publicados en Superman Vol. 2 núm. 45 (Enero-Febrero 2011).

ANTERIORMENTE

Los habitantes de Nuevo Krypton comenzaron a plantar cara a la inesperada invasión de Brainiac, pero su desorganización y falta de cooperación entre gremios les fue costando muchas bajas. En medio del caos, Superman logró penetrar en la infranqueable nave de Braniac, mientras que Zod mandó detener a la Legión de Superhéroes como si fueran terroristas. Alura anuló la orden de Zod y permitió que la Legión los ayudara en su batalla, contrariando los deseos de Zod. Mon-El, guiado por Tellus, entró en la nave de Braniac para ayudar a Superman, y le arrebató a Luthor de las manos la ciudad embotellada que contenía a los lanothianos –una raza con poderes telepáticos que le suplicaban ayuda al daxamita–, algo que Mon-El parecía destinado a hacer…

ARTÍCULO

EN EL OJO DEL HURACÁN

Faltan dos meses. Tan solo dos números para que la serie mensual de Superman se sumerja en un evento al que catalogar como de proporciones épicas sería hacerle un flaco favor. Llevamos dos años inmersos en esta trama, desentrañando mes a mes las conspiraciones que envuelven a algunos de sus protagonistas –y urdidas por otros–, y presenciando sus aventuras y su batalla por aquello por lo que luchan. Para algunos se trata de su propia conveniencia y supervivencia. A otros los mueve la venganza. Otros, en cambio, luchan por sus ciegos ideales, por los que serían capaces de cualquier cosa. Y otros, aquellos a quienes llamamos héroes, siguen consagrados a su interminable pugna por lo que es bueno y justo. En un mundo utópico, estos últimos se alzarían como triunfadores. Su victoria sería laureada por todos y la historia tendría un final feliz. Pero, lejos de ser utópico o propio de los cuentos de hadas, el universo DC ha demostrado sobradamente que los finales no siempre son felices, y que no hay nadie que esté libre del frío abrazo de la muerte. Aunque el verdadero alcance de esta sentencia es algo que todavía habrás de descubrir.
Por el momento, y a la vista del cliffhanger con el que termina el número de este mes, el panorama parece poco alentador. Superman, fuera de combate, se precipita al vacío hacia una aparente muerte segura, y Kandor está de nuevo miniaturizada y en manos del mortífero tándem formado por Brainiac y Luthor. Pero si el propio Zod, general de los ejércitos kryptonianos, no parece muy preocupado de encontrarse en tan aparentemente desventajosa posición –sino que, por el contrario, se le ve complacido–, no cabe duda que oculta un as en la manga. Porque si algo viene demostrando Zod desde hace tiempo, es que es un hombre que se resiste a permanecer encerrado.
El origen actual del general Zod se remonta a la saga Último hijo, que ocupó los números 4, 5, 6, 9 y 22 de Superman, de Planeta DeAgostini. Geoff Johns, contando como co-guionista con Richard Donner (director de Superman: The Movie y responsable de la sutil introducción de ciertos elementos cinematográficos del Hombre de Acero en el cómic) y con el sobresaliente aunque algo impuntual dibujo de Adam Kubert, presentó al trío de villanos formado por Zod, Ursa y Non de una nueva forma que amalgamaba lo clásico con una moderna revisión. Encontramos en Zod a un personaje mucho más cruel, despiadado, carente de toda emoción que no fuera el odio y la sed de venganza, e incapaz de amar a nadie salvo a sí mismo. Un Zod que ya no solo ansiaba gobernar el planeta Houston (como hiciera su versión interpretada por Terence Stamp en Superman II), sino un monstruo capaz de servirse de su propio hijo, Lor-Zod, como señuelo para escapar de la Zona Fantasma, valiéndose de la naturaleza única del niño al haber sido concebido en esa dimensión con leyes físicas propias. Posteriormente, este mismo niño sería encontrado por Lois y Clark, quienes lo acogerían como suyo dándole el nombre de Christopher, en otro homenaje de Richard Donner hacia el Superman cinematográfico más querido, el desaparecido Christopher Reeve. Y hoy en día, gracias a haber conocido el amor de una familia como los Kent, Christopher ha asumido el rol del héroe kryptoniano Nightwing, cuya historia completa, íntimamente ligada a los eventos de Mundo de Nuevo Krypton, puedes encontrar en los volúmenes Mundo sin Superman y Mundo contra Superman.
Pero volviendo a Zod, ¿cómo el más aclamado general de Krypton terminó condenado a una eternidad en el lugar reservado para sus peores criminales? La respuesta se remonta a un tiempo en el que el ahora mudo y salvaje Non era el más eminente científico de Krypton y mentor del mismísimo Jor-El. De Non surgió una teoría acerca de la inminente destrucción de Krypton, teoría que el propio Zod llegó a secundar con fe absoluta. Pero los discursos públicos de Non acerca del imparable apocalipsis que se cernía sobre su mundo comenzaban a soliviantar a la población, y el Consejo tomó la radical decisión de acallarlo para siempre con una lobotomía que dejó al brillante Non transformado en un “inofensivo” cromañón incapaz de comunicarse, pero físicamente imparable. Un acto desmesurado que, por cierto, guarda similitud con la trama de Crisis de identidad, una de las obras clave para entender el actual universo DC.
Ante semejante ataque, Zod solicitó a su íntimo amigo Jor-El que se uniera a él para derrocar al Consejo y gobernar Krypton juntos. Pero Jor-El, acérrimo enemigo de cualquier forma de violencia, se negó, ganándose la enemistad de Zod. El desenlace no pudo ser más estremecedor. La rebelión de Zod, Ursa y Non contra el Consejo se saldó con los cadáveres de cinco consejeros y los disidentes fueron detenidos. La justicia de Krypton pidió para ellos la pena de muerte, y solo la intercesión de Jor-El pudo cambiar aquella sentencia por la de encarcelamiento en la Zona Fantasma. Aunque, como ya ha demostrado la historia, Zod no consideró aquella mediación de Jor-El precisamente como un favor, y juró venganza contra él y contra toda su descendencia.
Tras su derrota en Último hijo –y prisionero de nuevo en la Zona Fantasma gracias al sacrificio de Christopher, quien se encerró también para así sellar el portal tras él y dejar atrapado a su malvado padre y su ejército de criminales–, no volvimos a saber del general hasta Nuevo Krypton. Para sorpresa de Superman, Zod volvía a ser el flamante héroe del pueblo después de que Alura lo liberara tras dar por cumplida su condena. Nos encontramos ante un nuevo Zod, alguien que parecía haber aprendido la lección y haberse redimido. Pero si a la vista de los últimos acontecimientos creéis que el general ya ha comenzado a mostrar su verdadera cara, el final de La última batalla de Nuevo Krypton y sus posteriores consecuencias todavía han de dejaros con la boca abierta. Porque ¿qué mayor anhelo puede haber para un general como Zod… sino el de comandar sus tropas hacia la guerra?

Javier Olivares Tolosa