Publicado en el tomo recopilatorio Superman: Presidente Luthor (Noviembre 2008)
LEX LUTHOR: DE CIENTÍFICO LOCO A PRESIDENTE DE LOS EEUU
Desde que el Hombre de Acero apareciera en Metropolis y se convirtiera por pleno derecho en el héroe del pueblo, Lex Luthor pasó a ocupar un segundo puesto con el que jamás estaría conforme. Aquella era su ciudad. ¿Qué hacía aquel alienígena robándole el protagonismo? ¿Cómo se atrevía a despojarlo, aún sin pretenderlo, del orgullo de ser el hombre más poderoso de Metropolis?
Desde que apareciera en 1940 en el número 23 de Action Comics –recogido dentro de Los archivos de Superman Volumen 2- como un criminal de privilegiado intelecto científico y roja cabellera, la némesis del Hombre del Mañana ha evolucionado a la par que su adversario. Su estatus de científico loco y genio malhechor se mantuvo durante toda la época clásica. Luthor no cejaba en su empeño por matar a Superman –lo cual solo lograría en una historia imaginaria de 1961, publicada en Superman #149-, para lo cual construía toda clase de ingenios, entre los cuales destacó la pistola de rayos de kryptonita o su característica armadura de combate verde y morada. La misma armadura que volvería a vestir en la saga Enemigos públicos, dentro de la colección Superman/Batman Volumen 1 y que, pese a haber sido publicada con anterioridad, continuaba tras lo que vemos ahora en Presidente Lex. Aquel sería el fin de la etapa de Lex Luthor en la Casa Blanca y su transformación definitiva de villano en las sombras a supervillano en toda regla, devolviendo al personaje parte de su maldad –y de su aspecto- más clásica.
Pero el Luthor que llegaría a ocupar el despacho oval no podía ser un inventor megalómano con ansias de dominar el mundo. El clásico científico loco, enemigo recurrente de innumerables héroes de la Edad de Oro y que popularizó tanto el cómic como el serial cinematográfico, debía ser sustituido para el público de los noventa por un nuevo villano más complejo y desarrollado. Tras la Crisis en las tierras infinitas el guionista y dibujante John Byrne partió de cero con Superman, y uno de los principales y más acertados cambios repercutiría sobre su antagonista. Así, en su miniserie Man of Steel, que pudimos ver en el Coleccionable Las Aventuras de Superman, Byrne reinventaba a Luthor como un empresario multimillonario y filántropo que jamás mostraba al mundo su cara oculta: la del joven humilde cuya fortuna se sostenía sobre los cadáveres de sus enemigos, y que incluso se cimentaba sobre el de sus propios padres, como se explicó en la brillante Lex Luthor: biografía no autorizada, de James D. Hundnall y Eduardo Barreto. Alguien que no dudaría en utilizar todos los medios a su alcance para acabar con quien le hiciera sombra. Alguien que hasta vendió a su propia hija a Brainiac 13 para obtener de nuevo el control de Metropolis. Alguien que, en este volumen, se convierte en el hombre más poderoso del planeta.
LEX LUTHOR: DE CIENTÍFICO LOCO A PRESIDENTE DE LOS EEUU
Desde que el Hombre de Acero apareciera en Metropolis y se convirtiera por pleno derecho en el héroe del pueblo, Lex Luthor pasó a ocupar un segundo puesto con el que jamás estaría conforme. Aquella era su ciudad. ¿Qué hacía aquel alienígena robándole el protagonismo? ¿Cómo se atrevía a despojarlo, aún sin pretenderlo, del orgullo de ser el hombre más poderoso de Metropolis?
Desde que apareciera en 1940 en el número 23 de Action Comics –recogido dentro de Los archivos de Superman Volumen 2- como un criminal de privilegiado intelecto científico y roja cabellera, la némesis del Hombre del Mañana ha evolucionado a la par que su adversario. Su estatus de científico loco y genio malhechor se mantuvo durante toda la época clásica. Luthor no cejaba en su empeño por matar a Superman –lo cual solo lograría en una historia imaginaria de 1961, publicada en Superman #149-, para lo cual construía toda clase de ingenios, entre los cuales destacó la pistola de rayos de kryptonita o su característica armadura de combate verde y morada. La misma armadura que volvería a vestir en la saga Enemigos públicos, dentro de la colección Superman/Batman Volumen 1 y que, pese a haber sido publicada con anterioridad, continuaba tras lo que vemos ahora en Presidente Lex. Aquel sería el fin de la etapa de Lex Luthor en la Casa Blanca y su transformación definitiva de villano en las sombras a supervillano en toda regla, devolviendo al personaje parte de su maldad –y de su aspecto- más clásica.
Pero el Luthor que llegaría a ocupar el despacho oval no podía ser un inventor megalómano con ansias de dominar el mundo. El clásico científico loco, enemigo recurrente de innumerables héroes de la Edad de Oro y que popularizó tanto el cómic como el serial cinematográfico, debía ser sustituido para el público de los noventa por un nuevo villano más complejo y desarrollado. Tras la Crisis en las tierras infinitas el guionista y dibujante John Byrne partió de cero con Superman, y uno de los principales y más acertados cambios repercutiría sobre su antagonista. Así, en su miniserie Man of Steel, que pudimos ver en el Coleccionable Las Aventuras de Superman, Byrne reinventaba a Luthor como un empresario multimillonario y filántropo que jamás mostraba al mundo su cara oculta: la del joven humilde cuya fortuna se sostenía sobre los cadáveres de sus enemigos, y que incluso se cimentaba sobre el de sus propios padres, como se explicó en la brillante Lex Luthor: biografía no autorizada, de James D. Hundnall y Eduardo Barreto. Alguien que no dudaría en utilizar todos los medios a su alcance para acabar con quien le hiciera sombra. Alguien que hasta vendió a su propia hija a Brainiac 13 para obtener de nuevo el control de Metropolis. Alguien que, en este volumen, se convierte en el hombre más poderoso del planeta.
Javier Olivares Tolosa