Publicado en el fanzine Bats #5 (Noviembre 2008), del Club Batman, para conmemorar el 70 aniversario de Superman.
SUPERMAN: DE SU ORIGEN A LA EDAD DE PLATA
Cuando un personaje tan mítico como el de Superman logra mantenerse arriba, arriba, en el cielo durante 70 años, es evidente que no puede ser idéntico a cuando comenzó. Desde finales de los años 30 hasta hoy, decir que el mundo ha cambiado considerablemente sería un mero eufemismo. El noveno arte se ha convertido en una industria poderosísima, y actualmente incluso en la principal fuente de inspiración de otras dos industrias que se retroalimentan: la cinematográfica y la del videojuego. Quién les iba a decir a Siegel y Shuster en 1938 que lo que estaban creando era el padre de todo un género al que ellos enseñaron a andar… y a volar: el cómic de superhéroes.
A grandes rasgos, los primeros 15 años de historia de Superman, entre 1938 y principios de los 50, sirvieron para que el personaje adquiriera el estatus de icono que aún ostenta hoy en día. Su popularidad creció hasta el punto de saltar de las páginas de Action Comics, la colección que lo vio nacer, a otra colección propia, Superman, y otra más, World’s Finest, en la que sus aventuras se desarrollaban junto a las del otro gran icono del género: Batman (y su inseparable Robin, por supuesto). No contento con eso, el hombre de acero también se adueñó de los otros medios de comunicación, como los periódicos, en los que sus aventuras protagonizaron tiras diarias y dominicales durante nada menos que 27 años, entre 1939 y 1966; la radio, con el serial Las Aventuras de Superman, que se emitió desde 1942 a 1951; el cine, con los 17 cortometrajes animados de los hermanos Fleischer, entre 1941 y 1943 y los seriales matinales Superman (1948) y Atom Man VS. Superman (1950), que presentaron al primer Superman cinematográfico de carne y hueso, Kirk Alyn; e incluso la literatura “seria”, con la publicación de la primera y más mítica novela del personaje, que influyó decisivamente en su historia: Las Aventuras de Superman, de George F. Lowther, en 1942. Un palmarés impresionante para un personaje que prácticamente acababa de despegar. Y literalmente, porque aunque hoy en día pueda resultar curioso, Superman tardó años en ser representado en vuelo, ya que solo se decía que podía “saltar por encima de los más altos edificios”.
Era indiscutible que la DC Comics, por aquel entonces llamada National Periodical Publications, encontró a su rey Midas en aquel pintoresco personaje vestido con colores primarios. El éxito de Superman propició una explosión de personajes que, en mayor o menor medida, se inspiraban en su fórmula: las dobles identidades, los coloridos uniformes ajustados, las capas y los poderes más allá de lo imaginable, fueron la tónica general de los años 40. Fue la Edad de Oro del cómic.
Pero de entre los cientos de superhéroes que eclosionarían en la Edad de Oro, pocos serían los que iban a sobrevivir. El género estaba sobresaturado, y la mayoría de personajes eran muy similares, todos cortados por el mismo patrón que había establecido Superman. Él, en cambio, logró soportar la decadencia de los años 40 y 50 y continuó protagonizando historias, bajo la supervisión, eso sí, de la Comics Code Authority, el organismo de censura oficial de los comics norteamericanos. Y es que en 1954, el eminente psiquiatra Frederic Wertham publicaba su libro Seduction of the Innocent, en el que describía al cómic como una lectura perniciosa, violenta y propagadora de violencia y en ningún caso recomendable a niños y jóvenes. Incluso catalogaba a Batman y Robin y a Wonder Woman como homosexuales, a los primeros por su convivencia en pareja y a la segunda por su extremada fuerza, independencia y carácter. Aterrado por aquellas palabras, en las que a los cómics se los consideraba poco menos que manuales de delincuencia juvenil, el Senado de los Estados Unidos decidió tomar cartas en el asunto y “suavizar” los guiones, lo cual tuvo un impacto terrible en la calidad de las historias, que se volvieron más infantiles, más ridículas, y perdieron mucho interés en un momento en el que, tras la Segunda Guerra Mundial, el interés por el cómic de superhéroes ya había decaído en beneficio del género en alza: el cómic de terror.
Pero tras esa época difícil, volvería un renacer. A finales de los años 50, y normalmente asociada con la publicación de Showcase #4 (octubre de 1956), en el que aparecía el Flash Barry Allen por primera vez, comenzaba una nueva época de esplendor que duraría hasta principios de los 70. Sería la llamada Edad de Plata del cómic. En este período se darían las primeras apariciones de la Liga de la Justicia (The Brave and the Bold #28 (febrero/marzo de 1960) y la Legión de Superhéroes (en un inolvidable encuentro con Superboy en el número #247 de su colección). También comenzaría a desarrollarse el concepto de la “saga”, puesto que hasta el momento las historias eran, por lo general, autoconclusivas, pero en esta etapa comenzaron a desarrollarse historias que continuaban varios números. Y pudieron verse los primeros esbozos de lo que sería el multiverso DC, con sus tierras paralelas en las cuales había sitio para infinidad de versiones de los mismos héroes, incluyendo sus versiones originales, las de la Edad de Oro, que vivían en el mundo conocido como Tierra-2. En esta Tierra-2, Superman no era exactamente como lo conocemos; nos encontramos con un Superman más mayor, canoso y con su traje más clásico (que podemos distinguir por el escudo y la capa más corta). Además, en Tierra-2 Superman está felizmente casado con Lois Lane, y es también el redactor jefe del diario en el que trabajan ambos, que se llama Daily Star en recuerdo del primer nombre que se le dio en el cómic, y que sería cambiado a Daily Planet en el Action Comics #23 sin ninguna razón. En este mundo idílico, Supergirl también es distinta, llega a la Tierra años después que su primo ya como una mujer, y se hará llamar Power Girl. Posteriormente formaría parte de la Sociedad de la Justicia de América, el primer grupo de superhéroes de la historia y predecesores directos de la JLA. A quienes estéis familiarizados con la actual marcha del Universo DC, estos personajes os sonarán e incluso reconoceréis a este Superman de Tierra-2 como uno de los responsables de la llamada Crisis Infinita. Pero eso sería otra historia…
En lo que atañe a nuestro querido hombre de acero, este período le trajo importantes cambios. Por supuesto, no podemos hablar de la Edad de Plata sin destacar al artista que definiría el aspecto del Superman de toda aquella época: Curt Swan, el dibujante que más años ha dado forma al personaje, desde su entrada en 1953 hasta su última aparición regular en 1985. A la Edad de Plata, y a los lápices de Swan (amén de guionistas como Otto Binder, Jim Shooter, Edmond Hamilton, Robert Bernstein o el propio Jerry Siegel), le debemos también el inicio de colecciones como Superman’s Pal Jimmy Olsen (septiembre/octubre de 1954), o del mismo período también es Superman’s Girlfriend Lois Lane (marzo de 1958), siendo responsable de esta última Kurt Schaffenberger. Recordemos también que esta época es cuando se escribieron más cantidad de historias con situaciones disparatadas y rocambolescas, bien fuera por asuntos mágicos, o las más de las veces motivadas por la exposición a las diversas kryptonitas de la época. La hubo verde, roja, dorada, azul y blanca, e incluso se inventó la plateada para una historia en la que se hacía creer a Superman que había aparecido un nuevo tipo de kryptonita que, finalmente, resultaba ser una estatua de plata que le regalaban sus amigos (Superman’s Pal Jimmy Olsen #70, de 1963).
Este nuevo período también exigió una primera remodelación del hombre de acero. Paulatinamente se le había ido otorgando tantos superpoderes que ya nada representaba para él un desafío, y parecía más un dios que un héroe (otra de las razones de que su publicación fuera prohibida en la España franquista). En enero de 1971 se publicaba el número 233 de Superman, con el que el guionista Denny O’Neil comenzaba una historia en 9 entregas en la que al personaje se le restarían muchos de sus poderes más pintorescos, a fin de humanizarlo y hacerlo más accesible. Desapareció la kryptonita, Clark Kent cambió de medio de comunicación, pasando de reportero del Daily Planet a presentador de noticias de la WGBS, y en definitiva, Superman quedó con sus poderes más clásicos y algo más vulnerable sin dejar, por supuesto, de ser súper. De todas maneras los 70 no serían la mejor de las épocas para Superman. La Edad de Plata llegó a su fin, y volvimos a encontrarnos con unos años en los que las historias fueron bastante planas, hasta que llegó 1985 y todo cambió.
Pero eso sería otra historia.
SUPERMAN: DE SU ORIGEN A LA EDAD DE PLATA
Cuando un personaje tan mítico como el de Superman logra mantenerse arriba, arriba, en el cielo durante 70 años, es evidente que no puede ser idéntico a cuando comenzó. Desde finales de los años 30 hasta hoy, decir que el mundo ha cambiado considerablemente sería un mero eufemismo. El noveno arte se ha convertido en una industria poderosísima, y actualmente incluso en la principal fuente de inspiración de otras dos industrias que se retroalimentan: la cinematográfica y la del videojuego. Quién les iba a decir a Siegel y Shuster en 1938 que lo que estaban creando era el padre de todo un género al que ellos enseñaron a andar… y a volar: el cómic de superhéroes.
A grandes rasgos, los primeros 15 años de historia de Superman, entre 1938 y principios de los 50, sirvieron para que el personaje adquiriera el estatus de icono que aún ostenta hoy en día. Su popularidad creció hasta el punto de saltar de las páginas de Action Comics, la colección que lo vio nacer, a otra colección propia, Superman, y otra más, World’s Finest, en la que sus aventuras se desarrollaban junto a las del otro gran icono del género: Batman (y su inseparable Robin, por supuesto). No contento con eso, el hombre de acero también se adueñó de los otros medios de comunicación, como los periódicos, en los que sus aventuras protagonizaron tiras diarias y dominicales durante nada menos que 27 años, entre 1939 y 1966; la radio, con el serial Las Aventuras de Superman, que se emitió desde 1942 a 1951; el cine, con los 17 cortometrajes animados de los hermanos Fleischer, entre 1941 y 1943 y los seriales matinales Superman (1948) y Atom Man VS. Superman (1950), que presentaron al primer Superman cinematográfico de carne y hueso, Kirk Alyn; e incluso la literatura “seria”, con la publicación de la primera y más mítica novela del personaje, que influyó decisivamente en su historia: Las Aventuras de Superman, de George F. Lowther, en 1942. Un palmarés impresionante para un personaje que prácticamente acababa de despegar. Y literalmente, porque aunque hoy en día pueda resultar curioso, Superman tardó años en ser representado en vuelo, ya que solo se decía que podía “saltar por encima de los más altos edificios”.
Era indiscutible que la DC Comics, por aquel entonces llamada National Periodical Publications, encontró a su rey Midas en aquel pintoresco personaje vestido con colores primarios. El éxito de Superman propició una explosión de personajes que, en mayor o menor medida, se inspiraban en su fórmula: las dobles identidades, los coloridos uniformes ajustados, las capas y los poderes más allá de lo imaginable, fueron la tónica general de los años 40. Fue la Edad de Oro del cómic.
Pero de entre los cientos de superhéroes que eclosionarían en la Edad de Oro, pocos serían los que iban a sobrevivir. El género estaba sobresaturado, y la mayoría de personajes eran muy similares, todos cortados por el mismo patrón que había establecido Superman. Él, en cambio, logró soportar la decadencia de los años 40 y 50 y continuó protagonizando historias, bajo la supervisión, eso sí, de la Comics Code Authority, el organismo de censura oficial de los comics norteamericanos. Y es que en 1954, el eminente psiquiatra Frederic Wertham publicaba su libro Seduction of the Innocent, en el que describía al cómic como una lectura perniciosa, violenta y propagadora de violencia y en ningún caso recomendable a niños y jóvenes. Incluso catalogaba a Batman y Robin y a Wonder Woman como homosexuales, a los primeros por su convivencia en pareja y a la segunda por su extremada fuerza, independencia y carácter. Aterrado por aquellas palabras, en las que a los cómics se los consideraba poco menos que manuales de delincuencia juvenil, el Senado de los Estados Unidos decidió tomar cartas en el asunto y “suavizar” los guiones, lo cual tuvo un impacto terrible en la calidad de las historias, que se volvieron más infantiles, más ridículas, y perdieron mucho interés en un momento en el que, tras la Segunda Guerra Mundial, el interés por el cómic de superhéroes ya había decaído en beneficio del género en alza: el cómic de terror.
Pero tras esa época difícil, volvería un renacer. A finales de los años 50, y normalmente asociada con la publicación de Showcase #4 (octubre de 1956), en el que aparecía el Flash Barry Allen por primera vez, comenzaba una nueva época de esplendor que duraría hasta principios de los 70. Sería la llamada Edad de Plata del cómic. En este período se darían las primeras apariciones de la Liga de la Justicia (The Brave and the Bold #28 (febrero/marzo de 1960) y la Legión de Superhéroes (en un inolvidable encuentro con Superboy en el número #247 de su colección). También comenzaría a desarrollarse el concepto de la “saga”, puesto que hasta el momento las historias eran, por lo general, autoconclusivas, pero en esta etapa comenzaron a desarrollarse historias que continuaban varios números. Y pudieron verse los primeros esbozos de lo que sería el multiverso DC, con sus tierras paralelas en las cuales había sitio para infinidad de versiones de los mismos héroes, incluyendo sus versiones originales, las de la Edad de Oro, que vivían en el mundo conocido como Tierra-2. En esta Tierra-2, Superman no era exactamente como lo conocemos; nos encontramos con un Superman más mayor, canoso y con su traje más clásico (que podemos distinguir por el escudo y la capa más corta). Además, en Tierra-2 Superman está felizmente casado con Lois Lane, y es también el redactor jefe del diario en el que trabajan ambos, que se llama Daily Star en recuerdo del primer nombre que se le dio en el cómic, y que sería cambiado a Daily Planet en el Action Comics #23 sin ninguna razón. En este mundo idílico, Supergirl también es distinta, llega a la Tierra años después que su primo ya como una mujer, y se hará llamar Power Girl. Posteriormente formaría parte de la Sociedad de la Justicia de América, el primer grupo de superhéroes de la historia y predecesores directos de la JLA. A quienes estéis familiarizados con la actual marcha del Universo DC, estos personajes os sonarán e incluso reconoceréis a este Superman de Tierra-2 como uno de los responsables de la llamada Crisis Infinita. Pero eso sería otra historia…
En lo que atañe a nuestro querido hombre de acero, este período le trajo importantes cambios. Por supuesto, no podemos hablar de la Edad de Plata sin destacar al artista que definiría el aspecto del Superman de toda aquella época: Curt Swan, el dibujante que más años ha dado forma al personaje, desde su entrada en 1953 hasta su última aparición regular en 1985. A la Edad de Plata, y a los lápices de Swan (amén de guionistas como Otto Binder, Jim Shooter, Edmond Hamilton, Robert Bernstein o el propio Jerry Siegel), le debemos también el inicio de colecciones como Superman’s Pal Jimmy Olsen (septiembre/octubre de 1954), o del mismo período también es Superman’s Girlfriend Lois Lane (marzo de 1958), siendo responsable de esta última Kurt Schaffenberger. Recordemos también que esta época es cuando se escribieron más cantidad de historias con situaciones disparatadas y rocambolescas, bien fuera por asuntos mágicos, o las más de las veces motivadas por la exposición a las diversas kryptonitas de la época. La hubo verde, roja, dorada, azul y blanca, e incluso se inventó la plateada para una historia en la que se hacía creer a Superman que había aparecido un nuevo tipo de kryptonita que, finalmente, resultaba ser una estatua de plata que le regalaban sus amigos (Superman’s Pal Jimmy Olsen #70, de 1963).
Este nuevo período también exigió una primera remodelación del hombre de acero. Paulatinamente se le había ido otorgando tantos superpoderes que ya nada representaba para él un desafío, y parecía más un dios que un héroe (otra de las razones de que su publicación fuera prohibida en la España franquista). En enero de 1971 se publicaba el número 233 de Superman, con el que el guionista Denny O’Neil comenzaba una historia en 9 entregas en la que al personaje se le restarían muchos de sus poderes más pintorescos, a fin de humanizarlo y hacerlo más accesible. Desapareció la kryptonita, Clark Kent cambió de medio de comunicación, pasando de reportero del Daily Planet a presentador de noticias de la WGBS, y en definitiva, Superman quedó con sus poderes más clásicos y algo más vulnerable sin dejar, por supuesto, de ser súper. De todas maneras los 70 no serían la mejor de las épocas para Superman. La Edad de Plata llegó a su fin, y volvimos a encontrarnos con unos años en los que las historias fueron bastante planas, hasta que llegó 1985 y todo cambió.
Pero eso sería otra historia.
Javier Olivares Tolosa