Publicado en el tomo Superman: la muerte de Clark Kent (Febrero 2010)
¿QUÉ ES PEOR QUE MATAR A UN HOMBRE DE ACERO?
A mediados de los 70, el público estaba cansado de que las aventuras de Superman no pudieran dar más de sí. Con tantos y tan pintorescos poderes en su haber, no había enemigo al que Superman no pudiera derrotar, ni hazaña que fuese demasiado para él. Ni siquiera la buena intención del guionista Denny O’Neil, que escribió una historia tras la cual Superman perdió parte de su casi omnipotencia, fue suficiente para hacer atractivo al personaje para los nuevos lectores.
En esta coyuntura, las aventuras de Superman continuaron durante unos años más sin pena ni gloria, mientras que DC Comics maduraba la que se ha convertido en la piedra angular de su magnífica épica cósmica: Crisis en tierras infinitas. Esta maxisaga que no requiere presentación, cumplió con su objetivo destructivo-constructivo del universo ficticio de la editorial, transformando sus cientos de tierras paralelas en una sola y otorgando a los nuevos equipos creativos la posibilidad de empezar desde cero con cada personaje. Esto sirvió a dos propósitos: el primero, simplificó la lectura para los seguidores de siempre; y el segundo y quizá más importante, permitió abrir el mercado a las nuevas generaciones que no veían muy bien por dónde empezar con las colecciones de DC. No obstante, el resultado no fue perfecto, y algunos personajes y situaciones no acabaron de encontrar su lugar en la Nueva Tierra aparecida tras la Crisis y se convirtieron en anomalías, fisuras en ese sólido y nuevo universo reunificado.
Tras Crisis en tierras infinitas, el excepcional dibujante y guionista John Byrne se encargó de reiniciar a Superman, en una miniserie de seis números que sirvió también como punto de partida del Coleccionable Las aventuras de Superman. El personaje se volvió muchísimo menos poderoso y más humano, se dejó a sus padres adoptivos con vida y se le concedió una adolescencia humana sin superpoderes y sin etapa como Superboy. Pero, sobre todo, se le dio prioridad al man sobre el super. Superman fue después de Clark Kent, quien dejó de ser una tapadera del héroe para convertirse en la auténtica persona que decidía ayudar a la humanidad enfundándose el mítico uniforme azul y rojo. También la personalidad de Clark Kent cambió radicalmente, y abandonó la remilgada pose de reportero torpe para convertirse en un periodista y novelista de éxito, atractivo, brillante, y hasta capaz de conquistar a Lois Lane por sí mismo, algo que su versión de los años 30 jamás logró hacer.
De este modo, Superman continuó sus andanzas. Pero, tras el boom de su nuevo origen, parecía que el personaje volvía a perder fuelle. Y la solución fue… matarlo. A principios de los 90, el evento editorial conocido como La muerte de Superman, narró la historia de cómo el Hombre de Acero dio su vida peleando contra Juicio Final, un monstruo de orígenes kryptonianos fruto de la experimentación genética más aberrante. Tras una saga memorable en la que cuatro personajes trataban de llenar el hueco dejado por Superman, el auténtico último hijo de Krypton regresaba justo a tiempo para detener a los villanos Mongul y Cíborg Superman, quienes trataban de hacer de la Tierra un nuevo Mundoguerra. Pero la vuelta de Superman no pudo impedir que los dos villanos perpetraran uno de los actos más terribles de la historia del Universo DC: la destrucción entera de Coast City con la consecuente muerte de sus 7.000.000 de habitantes.
Esta masacre supuso una cicatriz en los corazones de todo el mundo, y se convirtió en uno de los recuerdos más negros para quienes sobrevivieron. Muestra de ello es el título El día del Juicio, incluido en el ómnibus Superman: Juicio Final, que trata precisamente sobre la terrible herida que dejó el desastre de Coast City en el Universo DC. Pero, de entre todos los héroes, fue el Green Lantern Hal Jordan, nativo de Coast City, quien quedó más lastimado por la tragedia. El dolor hizo vulnerable a Jordan, que acabó poseído por Parallax, la personificación del miedo, y se transformó en un enloquecido villano que asesinó al resto de Lanterns en su desquiciada cruzada para tratar de reiniciar el universo e impedir la destrucción de su ciudad. Esta historia, recopilada en Sagas DC: Hora Cero, pretendía de paso servir como argamasa para reparar aquellas grietas en la continuidad que la Crisis en tierras infinitas había dejado en la estructura del Universo DC y ofreció la posibilidad de incluir sutiles cambios en su historia, propiciando la excusa perfecta para recuperar o crear personajes como el enemigo que se convierte en pesadilla de Superman en este tomo.
La muerte de Clark Kent se ubica poco después de los acontecimientos de Hora Cero. En estas páginas, Superman tendrá que hacer frente a un enemigo desconocido y superpoderoso con quien comparte un pasado común. Alguien que cree tener una retorcida motivación para acabar con todo lo que le importa al Hombre de Acero, para dejarlo hundido, destrozado, y solo entonces asestarle el golpe de gracia. Un equipo creativo formado por algunos de los mejores guionistas y dibujantes de los 90 – como Dan Jurgens, Louise Simonson, Jon Bogdanove o Stuart Immonen – se plantearon en esta saga una pregunta terrible con una respuesta aún más terrible: ¿qué es peor que matar a Superman? Pues despojarlo de su humanidad, de sus seres queridos, de su vida privada y de todo lo que le convierte en quien realmente es. ¿Y cómo es posible hacer eso?
Matando a Clark Kent, naturalmente.
CONTRAPORTADA
Escrita y dibujada por los mejores guionistas y artistas de la década de los noventa, responsables de La muerte de Superman y de algunas de las historias de Superman: Juicio Final, la saga recopilada íntegramente por primera vez en este volumen da una vuelta más de tuerca a la pregunta que los enemigos del Hombre de Acero siempre se han hecho: ¿cómo matar a Superman? La respuesta la tendrá un viejo conocido de Clark Kent, alguien que considera que Clark se aprovechó de sus poderes para ganarle siempre en todo. Y, si bien Superman es un símbolo casi indestructible, como Clark Kent es solo un hombre más, capaz de llevar una vida como la de cualquier otro.
Hasta hoy.
¿QUÉ ES PEOR QUE MATAR A UN HOMBRE DE ACERO?
A mediados de los 70, el público estaba cansado de que las aventuras de Superman no pudieran dar más de sí. Con tantos y tan pintorescos poderes en su haber, no había enemigo al que Superman no pudiera derrotar, ni hazaña que fuese demasiado para él. Ni siquiera la buena intención del guionista Denny O’Neil, que escribió una historia tras la cual Superman perdió parte de su casi omnipotencia, fue suficiente para hacer atractivo al personaje para los nuevos lectores.
En esta coyuntura, las aventuras de Superman continuaron durante unos años más sin pena ni gloria, mientras que DC Comics maduraba la que se ha convertido en la piedra angular de su magnífica épica cósmica: Crisis en tierras infinitas. Esta maxisaga que no requiere presentación, cumplió con su objetivo destructivo-constructivo del universo ficticio de la editorial, transformando sus cientos de tierras paralelas en una sola y otorgando a los nuevos equipos creativos la posibilidad de empezar desde cero con cada personaje. Esto sirvió a dos propósitos: el primero, simplificó la lectura para los seguidores de siempre; y el segundo y quizá más importante, permitió abrir el mercado a las nuevas generaciones que no veían muy bien por dónde empezar con las colecciones de DC. No obstante, el resultado no fue perfecto, y algunos personajes y situaciones no acabaron de encontrar su lugar en la Nueva Tierra aparecida tras la Crisis y se convirtieron en anomalías, fisuras en ese sólido y nuevo universo reunificado.
Tras Crisis en tierras infinitas, el excepcional dibujante y guionista John Byrne se encargó de reiniciar a Superman, en una miniserie de seis números que sirvió también como punto de partida del Coleccionable Las aventuras de Superman. El personaje se volvió muchísimo menos poderoso y más humano, se dejó a sus padres adoptivos con vida y se le concedió una adolescencia humana sin superpoderes y sin etapa como Superboy. Pero, sobre todo, se le dio prioridad al man sobre el super. Superman fue después de Clark Kent, quien dejó de ser una tapadera del héroe para convertirse en la auténtica persona que decidía ayudar a la humanidad enfundándose el mítico uniforme azul y rojo. También la personalidad de Clark Kent cambió radicalmente, y abandonó la remilgada pose de reportero torpe para convertirse en un periodista y novelista de éxito, atractivo, brillante, y hasta capaz de conquistar a Lois Lane por sí mismo, algo que su versión de los años 30 jamás logró hacer.
De este modo, Superman continuó sus andanzas. Pero, tras el boom de su nuevo origen, parecía que el personaje volvía a perder fuelle. Y la solución fue… matarlo. A principios de los 90, el evento editorial conocido como La muerte de Superman, narró la historia de cómo el Hombre de Acero dio su vida peleando contra Juicio Final, un monstruo de orígenes kryptonianos fruto de la experimentación genética más aberrante. Tras una saga memorable en la que cuatro personajes trataban de llenar el hueco dejado por Superman, el auténtico último hijo de Krypton regresaba justo a tiempo para detener a los villanos Mongul y Cíborg Superman, quienes trataban de hacer de la Tierra un nuevo Mundoguerra. Pero la vuelta de Superman no pudo impedir que los dos villanos perpetraran uno de los actos más terribles de la historia del Universo DC: la destrucción entera de Coast City con la consecuente muerte de sus 7.000.000 de habitantes.
Esta masacre supuso una cicatriz en los corazones de todo el mundo, y se convirtió en uno de los recuerdos más negros para quienes sobrevivieron. Muestra de ello es el título El día del Juicio, incluido en el ómnibus Superman: Juicio Final, que trata precisamente sobre la terrible herida que dejó el desastre de Coast City en el Universo DC. Pero, de entre todos los héroes, fue el Green Lantern Hal Jordan, nativo de Coast City, quien quedó más lastimado por la tragedia. El dolor hizo vulnerable a Jordan, que acabó poseído por Parallax, la personificación del miedo, y se transformó en un enloquecido villano que asesinó al resto de Lanterns en su desquiciada cruzada para tratar de reiniciar el universo e impedir la destrucción de su ciudad. Esta historia, recopilada en Sagas DC: Hora Cero, pretendía de paso servir como argamasa para reparar aquellas grietas en la continuidad que la Crisis en tierras infinitas había dejado en la estructura del Universo DC y ofreció la posibilidad de incluir sutiles cambios en su historia, propiciando la excusa perfecta para recuperar o crear personajes como el enemigo que se convierte en pesadilla de Superman en este tomo.
La muerte de Clark Kent se ubica poco después de los acontecimientos de Hora Cero. En estas páginas, Superman tendrá que hacer frente a un enemigo desconocido y superpoderoso con quien comparte un pasado común. Alguien que cree tener una retorcida motivación para acabar con todo lo que le importa al Hombre de Acero, para dejarlo hundido, destrozado, y solo entonces asestarle el golpe de gracia. Un equipo creativo formado por algunos de los mejores guionistas y dibujantes de los 90 – como Dan Jurgens, Louise Simonson, Jon Bogdanove o Stuart Immonen – se plantearon en esta saga una pregunta terrible con una respuesta aún más terrible: ¿qué es peor que matar a Superman? Pues despojarlo de su humanidad, de sus seres queridos, de su vida privada y de todo lo que le convierte en quien realmente es. ¿Y cómo es posible hacer eso?
Matando a Clark Kent, naturalmente.
Javier Olivares Tolosa
CONTRAPORTADA
Escrita y dibujada por los mejores guionistas y artistas de la década de los noventa, responsables de La muerte de Superman y de algunas de las historias de Superman: Juicio Final, la saga recopilada íntegramente por primera vez en este volumen da una vuelta más de tuerca a la pregunta que los enemigos del Hombre de Acero siempre se han hecho: ¿cómo matar a Superman? La respuesta la tendrá un viejo conocido de Clark Kent, alguien que considera que Clark se aprovechó de sus poderes para ganarle siempre en todo. Y, si bien Superman es un símbolo casi indestructible, como Clark Kent es solo un hombre más, capaz de llevar una vida como la de cualquier otro.
Hasta hoy.